Bienvenida

Hola, amig@.
Este es un blog dedicado a los caminos del ser humano hacia Dios. Soy cristiano, pero no pretendo dar una visión exclusivamente cristiana de estos temas.
Tampoco, y esto es muy importante, deseo que nadie tome lo que escribo como temas doctrinales. No imparto cátedra, líbreme Dios de algo que sólo está adjudicado a los sabios doctores con autoridad para impartir doctrina.
Lo mío es mi experiencia de vida y pensamiento, y lógicamente, puedo estar equivocado.
Dicho esto, y sin intención de cambiarle los esquemas a nadie, la pregunta que debes hacerte si quieres encontrar algo interesante en este blog es la siguiente:
"Si tengo y siento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
"Si no tengo o no experimento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
Si esta declaración va contigo, entonces, bienvenido seas.
Si no te dice nada, échale no obstante un vistazo; mal no creo que te haga, aunque sí puede que te haga rascarte la cabeza y plantearte cuestiones acaso "religiosamente incorrectas". Sobre todo ve a la entrada 19.- sitúate en el umbral
En cualquier caso, que la Paz esté contigo.
El título de blog "Todos los santos de Dios", afirma un convencimiento personal de que "todos los santos de Dios son todas aquellas personas de buena voluntad y sincero corazón, para los que Dios tiene sentido en su vida, aunque sean pecadores, aunque caigan una y otra vez, aunque incluso sean "ovejas perdidas de Dios", pero sienten algo dentro de sí que no saben lo que es, pero buscan el Camino de Regreso a Casa, con independencia de raza, nación y religión que pudieran profesar. Incluso aunque digan no creer. Si aman, y creen en la verdad, con todos sus defectos, forman la gran comunidad de Todos los Santos de Dios. Una Comunidad para los que Jesús de Nazareth vivió, murió y resucitó, aunque ni lo sepan, e incluso, ni lo crean.
Ya empezamos mal, desde el punto de vista doctrinal católico, pero no creo que esto a Dios le importe demasiado.

Si es la primera vez que entras, abre primero de todo la página "¿Quienes somos?, creo que te sorprenderás.
Luego consulta la página "Presentación del blog"
Y para navegar por las entradas de la página principal, vete mejos a la página "Índice", porque así encontrarás las entradas por orden de incorporación al blog.

Si, por otro lado, te interesa el pensamiento sistémico, te invito a que pases también a ver mi nuevo blog "HORIZONTE TEMPORAL", una visión sistémica del mundo para imaginar algo más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos.
Va de temas de aquí abajo, y de cómo plantearnos una forma holística de comprender los problemas que nos abruman en este mundo.

Correspondencia: alfonsoypaloma@gmail.com

sábado, 27 de agosto de 2011

118.- Sólo llanto y crujir de dientes...


El Bosco. El jardín de las delicias (zona del infierno)


Tras celebrar el éxito rotundo de la JMJ, y ensalzar francamente el mensaje de esperanza al mundo de su Santidad Benedicto XVI, y de animar a los jóvenes congregados en Cuatro Vientos a proclamar la Buena Nueva, como en otras ocasiones de encuentros con el Papa, faltaba el contrapunto del mensaje, el temido "no obstante", que no es otro que la reafirmación de la temida frase "no hay salvación fuera de la Iglesia católica", como me maliciaba en mi entrada 116.- Misericordia quiero...

Al final del mensaje de amor y paz, los discursos "urbi et orbe", siempre se rematan con la advertencia de que "fuera de nosotros", sólo llanto y crugir de dientes.
El Papa hace indirecta referencia a esta realidad en la siguiente frase de la homilía de la misa de Cuatro Vientos, el domingo 21 de agosto:
Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.

El Cardenal Stanislaw Rylco, presidente del Pontificio Consejo de los laicos y responsable final de las JMJ, en las palabras de agradecimiento al Papa, lo expresaba de esta forma:

Santo Padre, ahora llegamos al momento importante y tan esperado del envío misionero. Como conclusión de la Jornada Mundial de la Juventud 2011, todos los jóvenes aquí presentes están listos para salir de Madrid al mundo entero, enviados por vuestra Santidad, como apóstoles de la nueva evangelización. Cada uno de ellos ha recibido una pequeña cruz misionera que Usted, Santo Padre, bendecirá dentro de poco. Esta cruz les recordará siempre la importante consigna que han recibido hoy, de llevarla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús por la humanidad, anunciando a todos que solo en Cristo, muerto y resucitado, hay salvación y redención.

Ante estas estas frases, estas expresiones de que fuera de Cristo no hay salvación, yo personalmente no tengo nada que objetar. Es más aplaudo con las orejas si es preciso. Porque decir Cristo es decir Dios, y la vida sin Dios realmente carece de sentido.

El problema no es este, si a la Humanidad se la divide en dos, los que ponen a Dios en el centro de sus vidas, y los que se ponen a sí mismos en el centro de sus vidas, dejando a Dios fuera de ella. Bajo esta perspectiva, estoy totalmente de acuerdo, y así lo vivo, con las palabras del Papa y del Cardenal Rylco. Porque bajo esta división de los seres humanos, subyace en el fondo los que viven la vida bajo la "no dualidad", todos somos uno, lo que significa la incesante búsqueda de la Verdad y la donación de la vida a los que necesitan de nuestro Amor, ("porque tuve hambre y me dísteis de comer"), de aquellos que viven la vida bajo "la dualidad", yo versus los demás, los que anteponen sus propios intereses y ambiciones a las necesidades de los otros, ("porque tuve hambre y no me dísteis de comer"). Porque como dice Gandhi, "nuestro planeta tiene recursos para todos, pero no los tiene suficiente para satisfacer la ambición de unos pocos".

Bajo este prisma, absolutamente todo el discurso del Papa tiene todo el sentido del mundo, y me adhiero a él fírmemente.

Pero..., siempre hay un pero.

Para la Iglesia católica, decir Dios, es decir Cristo; y decir Cristo es decir la Iglesia.

En la homilía de la misa de Cuatro Vientos, el Santo Padre lo expresaba de la única forma posible, según la doctrina católica, basada en el Evangelio...

Queridos jóvenes, también hoy Cristo se dirige a vosotros con la misma pregunta que hizo a los apóstoles: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone.
En su respuesta a la confesión de Pedro, Jesús habla de la Iglesia: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». ¿Qué significa esto? Jesús construye la Iglesia sobre la roca de la fe de Pedro, que confiesa la divinidad de Cristo. Sí, la Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como «su» Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo (cf. 1Co 12,12). La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza.

Este enfoque va más allá del simple hecho de dividir a la Humanidad entre los que creen en Dios (se le llame como se le llame), y los que no creen en Él, sino entre católicos bautizados, y el resto, crean o no crean en Dios, tengan presente a Dios en sus vidas, o no, sean justos o injustos, den de comer al que tiene hambre o le quiten el poco pan de su boca para su beneficio personal.

La cuestión no es tanto una actitud sagrada ante la vida, sino el hecho de estar o no bautizado por la Iglesia, es decir, la cuestión está en pertenecer formalmente a la Iglesia católica o no. Este planteamiento presenta el bautismo católico como condición sinequenon para la salvación eterna.

Aquí es donde, a mi juicio, radica todo el problema; en si este es el planteamiento, basado además en la frase final de Jesús antes de ascender a los cielos...

Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Mc, 16. 15-16

Según esta sentencia, a día de hoy, con un porcentaje de católicos inferior al 16% de la población mundial, y bajando peligrosamente, el 85% de los seres humanos están condenados al fuego eterno, por el hecho de no estar bautizados (y mucho más si habiéndolo estado, se han pasado a otra confesión cristiana o no cristiana. Es el hecho de Latinoamérica, con la fuga de católicos a las confesiones protestantes en la actualidad).

Si a esto sumamos la dudosa certeza de que, aún estando bautizado, es dudoso te salves si no mueres en gracia de Dios, considerando que de los católicos, sólo una proporción muy pequeña son "católicos practicantes", es decir, que frecuentan los sacramentos (elemento esencial, según la doctrina católica para asegurar la salvación), tenemos que a penas el 1% de los seres humanos, más o menos, tiene alguna posibilidad de salvarse, si consideramos que pecado mortal (merecedor de la condenación eterna) es no ir a misa un domingo sin justificación bastante, usar el preservativo, o hablar mal de alguien.

Es decir, se invierte la proporción de ovejas descarriadas, de una frente a 99 que habla Jesús en la parábola del buen pastor, a 99 frente a una, que se deduce del anterior planteamiento.

Triste final para la maravilla de la Creación. Si Dios sabía, porque me imagino que lo sabría cuando tomó la decisión de crear el mundo, que la cosa iba a terminar, al menos para los humanos de este planeta, de forma tan desastrosa, más le valdría no haberse tomado la molestia de crear a un ser tan estúpido como el hombre, para al final, conformarse con recibir en el Cielo a San Pedro y unos cuantos amigos, católicos por supuesto, y el resto, todo el mogollón de desgraciados humanos, al puto infierno,. como está mandado.

Este razonamiento es el que me ha atormentado toda mi vida, y ha sido lo que me ha hecho recelar cada vez que el Papa o los obispos abren la boca. Es el planteamiento que se desprende del silogismo, si A (Dios) es igual a B (Cristo), y B es igual a C (Iglesia católica), entonces A (Dios) es igual a C (Iglesia católica), y que además se basa en las palabras del propio Jesucristo, como hemos podido ver.

Cada vez que he planteado este espinoso asunto a los sacerdotes católicos, éstos  suelen escabullirse como anguilas dando una respuesta de "si, pero no y no pero sí", por la vía circunfleja, que me deja igual, con la misma duda, sobre si es posible que este haya podido ser el planteamiento de Jesús de Nazareth, cuando los Evangelios canónicos lo reflejan con estos términos.

En un intento de no comerme el coco más de lo higienicamente necesario, he ido a las fuentes doctrinales, he estudiado más a fondo el tema, y he encontrado una respuesta a estas preguntas, que más o menos, suavizan el cartesiano planteamiento que he reflejado, de la siguiente forma, y para no quitar ni añadir, voy a transcribir literalmente lo encontrado en una página web católica, al respecto.


¿HAY SALVACION FUERA DE LA IGLESIA CATOLICA?
PREGUNTAS:

A la primera pregunta: puede alguien salvarse fuera de la Iglesia Católica, la respuesta es esta:
El Catecismo de la Iglesia Católica (#774-776), siguiendo la enseñanza milenaria de la Iglesia y citando al Concilio Vaticano II, nos recuerda que la Iglesia Católica es “instrumento de salvación universal” (LG 9). Y añade el Catecismo en su resumen de este tema: “La Iglesia es, en este mundo, el sacramento de la salvación, el signo y el instrumento de la comunión con Dios y entre los hombres” (Ver Catecismo de la Iglesia Católica #780).
Esta ha sido la posición de la Iglesia desde sus comienzos y durante sus dos milenios de existencia. Sin embargo, si bien en forma general se dice que es necesaria la pertenencia a la Iglesia Católica para la salvación, el Catecismo explica lo siguiente en un capítulo que titula “Fuera de la Iglesia no hay salvación”:
Entendida esta afirmación “de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por la Iglesia que es su Cuerpo”. Es decir, quien se salve, dentro o fuera de la Iglesia, se salva por la gracia de Cristo y a través de su Iglesia.
Sin embargo, la afirmación de que no hay salvación fuera de la Iglesia no se refiere a los que, sin culpa suya no conocen a Cristo y a la Iglesia por El fundada. Y, citando nuevamente al Concilio, nos dice el Catecismo que si éstos “buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (Vat.II, LG 16)”. (Ver Catecismo de la Iglesia Católica #847)
Sabemos que Cristo dejó bien especificada la necesidad de la fe y el bautismo para la salvación: “El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará” (Mc. 16, 16). Además, instituyó su Iglesia como instrumento de salvación, en la que entramos a formar parte desde el momento de nuestro Bautismo. De allí que no podrían salvarse aquéllos que, sabiendo que Cristo (Dios) fundó su Iglesia como necesaria para la salvación, sin embargo no hubieran querido entrar a ella o hubieran escogido separarse de la misma. (cf.Catecismo de la Iglesia Católica #846)
Aclaremos un poco más: para todos aquéllos que rechazan la doctrina de Cristo, que evaden la pertenencia a la Iglesia, o que se separan formalmente o informalmente de ella, que es el instrumento de salvación que Dios mismo nos ha dejado, y esto lo hacen con pleno conocimiento y con pleno consentimiento, ponen en grave peligro su salvación eterna.
Pero existe la posibilidad de salvación para muchas personas fuera de la Iglesia de Cristo. Por ejemplo, aquéllos que vivieron antes de Cristo y que no formaron parte del pueblo de Israel, que era la prefiguración de la Iglesia en el Antiguo Testamento. Igualmente también tenían y tienen posibilidad de salvación los que no conocieron o no conocen de Cristo y de su Iglesia. ¿Qué decir, por ejemplo de los aborígenes de América que vivieron antes de la evangelización?
Y ¿qué sucede con las personas que pertenecen a otras religiones?
Otro documento del Vaticano II también toca este tema. Al hablar de nuestra futura resurrección dice así el Concilio: “Esto (la salvación, resurrección) vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual” (Vat.II, GS 22).

Sin embargo el documento más reciente y más amplio que ha emitido la Iglesia Católica sobre este tema es la Declaración “Dominus Iesus” del año 2000. He aquí lo que dice al respecto:
“Ante todo debe ser firmemente creído que la ‘Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia’ (Vat.II, LG #14). Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios; por tanto, ‘es necesario mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación’ (RM #9)”.
“Para aquéllos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, ‘la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia, que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrifico y es comunicada por el Espíritu Santo’ (RM # 10).”
“Sobre el modo en que la gracia salvífica de Dios llega a los individuos no cristianos, el Concilio Vaticano II se limitó a afirmar que Dios la dona ‘por caminos que El sabe’ (Vat. II, Ad gentes #7)”. La teología está tratando de profundizar este argumento. Sin embargo, queda claro que sería contrario a la fe católica considerar que la Iglesia Católica sería un camino más de salvación que vendría a ser complementado por otras religiones”.
En relación a la existencia de numerosos elementos de santificación y de verdad fuera de la estructura visible de la Iglesia Católica, es necesario afirmar que la eficacia de esos elementos de verdad, de bondad y de santificación que existen fuera de la Iglesia “deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia Católica (Vat. II, Unitatis et redintegratio #3)”.
El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo enviado por el Padre, actúa en modo salvífico tanto en los cristianos como en los no-cristianos y lo hace de manera misteriosa. Pero sabemos que todo aquél que se salva, se salva por los méritos y por la gracia de Cristo, no por sus propios medios, ya que la voluntad de Dios de que todos los hombres se salven, se nos ofrece y de hecho se cumple, por la encarnación de Dios en la persona de Jesucristo y por los méritos de su pasión, muerte y resurrección.
No significa todo esto que porque algunos puedan salvarse fuera de la Iglesia de Cristo, los católicos estamos excusados de cumplir el mandato de Jesucristo de evangelizar, pues todos los seres humanos, pertenecientes o no a otras religiones, están llamados a formar parte de la Iglesia Católica, instrumento de salvación universal que el mismo Cristo nos dejó.
(Ver Catecismo de la Iglesia Católica # 846, 847, 848)

A la pregunta de si todos los católicos se salvarán, la respuesta del magisterio de la Iglesia es esta:

Tampoco significa todo esto que los que pertenecemos a la Iglesia Católica estamos automáticamente salvados por el hecho de pertenecer a ella. Es necesaria nuestra cooperación a las gracias que nos vienen de Cristo a través de su Iglesia y que el Espíritu Santo derrama continuamente sobre cada uno de nosotros.
Es importante notar que es verdad teológica, basada en la Sagrada Escritura, que los seres humanos tenemos todas las gracias necesarias -y muchas más- para salvarnos.
“Te basta mi gracia” (2 Cor. 12, 9). “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm. 5, 20).
Aprovechar todas esas gracias de salvación que se encuentran a plenitud y en sobreabundancia en la Iglesia Católica, especialmente en los Sacramentos, es ya opción de cada católico.
En efecto, dice el Catecismo: “Los Sacramentos obran ex opere operato (por el hecho mismo de que la acción es realizada), es decir, en virtud de la obra salvífica de Cristo, realizada de una vez por todas ... Sin embargo, los frutos de los Sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe” (Ver Catecismo de la Iglesia Católica #1128).

A la pregunta de qué hay que hacer para salvarse, la respuesta es esta:

Antes que nada: desear la salvación, desear ser salvado por los méritos de Jesucristo, nuestro Señor. Y, además, sentirse necesitado de salvación, reconocer que sólo la gracia divina nos salva.
Ahora bien, necesitamos responder adecuadamente a todas esas gracias que continuamente están a nuestra disposición, es decir, se requiere nuestra colaboración a esas gracias. Pero, adicionalmente, debemos recibir esas gracias en humildad, sabiendo que hasta nuestra capacidad de respuesta a la gracia, es también gracia de Dios.
Responder a la gracia es aprovechar todas las gracias sacramentales (las que nos vienen a través de los Sacramentos) y las gracias actuales (las que se nos dan cada momento de nuestra vida), para ir conformando nuestra voluntad con la Voluntad de Dios. Esto equivale a decir que debemos aprovechar la libertad -don maravilloso de Dios a los seres humanos- para optar libremente por la Voluntad de Dios.
No quiere decir esto que nunca pequemos, pues la naturaleza humana herida por el pecado original, es débil y propensa al pecado. Significa que debemos tratar de no caer, para lo cual contamos con todas las gracias necesarias, pero que, cuando caigamos, debemos aprovechar las gracias actuales de conversión que se nos dan cada vez que pecamos y nos apartamos del camino de Dios, para retomar ese camino, a través del arrepentimiento, del propósito de enmienda y del Sacramento de la Confesión.
Y hay que retomar ese camino de conformación con la Voluntad Divina cada vez que caigamos, pues se requiere también nuestra perseverancia hasta el final, de manera que nos encuentre el Señor preparados en el momento de nuestra muerte.

En esta página web hay más cuestiones, que podéis encontrar con el enlace arriba colocado, pero para lo que nos ocupa, estas son las respuestas a las tres primeras preguntas.

Y este es el discurso del Papa y de los obispos, una dialéctica teológica que trata de hacer la cuadratura del círculo entre la idea de que es de noche, y la evidencia de que es de día. Es querer armonizar la conclusión de que "una oveja perdida frente a 99", que dice Jesús es lo mismo que "99 ovejas perdidas frente a una que se salva", que se deduce de la lógica cartesiana del razonamiento expuesto al principio.

Desconozco si hay más seres humanos para los que esta cuestión le quite el sueño. A mi me lo viene quitando desde que tengo sentido común (aunque no sé si lo tengo realmente, el sentido común). Es esta cuestión la que siempre me ha hecho recelar de la Iglesia, y la que me ha inducido a plantear la Tesis de "Todos los Santos de Dios", fundamento de este blog, porque no es posible que una persona de buena voluntad y sincero corazón, corra el peligro de condenarse al fuego eterno, por el hecho de no ser católica. Mi condición de "cristiano de frontera" me hace permanentemente tener presente en todos mis planteamientos filosóficos y religiosos a los que están fuera de los límites de la diócesis.

Al final creo que podemos dejar la cosa con la Iglesia católica en tablas, pues ella, presa en la cárcel de sus palabras, no es capaz ni puede (a riesgo de desdecirse de sus afirmaciones dogmáticas, lo cual es de todo punto imposible) ir más allá de lo que expone en su cuerpo doctrinal, en el que concluye que bueno... seamos clementes y aceptemos "pulpo como animal de compañía", es decir, que los no católicos pueden salvarse por razones que sólo Dios sabe, mediante una misteriosa relación con la Iglesia católica, y etc, etc. Es decir, una explicación teológicamente correcta a algo que es un verdadero callejón sin salida, tal y como está doctrinalmente planteado.

Dejémoslo así. Dejemos la cuestión del "llanto y el crujir de dientes" como destino para aquellos que, tanto si son católicos como si no, hacen de este mundo un lugar de llanto y crujir de dientes, y quedémonos con la inmensa parte positiva del mensaje del Santo Padre a los jóvenes, que yo comparto y hago mía plenamente, pues, con independencia de todo lo expuesto, siempre he sido y soy un miembro activo de la Iglesia católica, y me siento plenamente integrado en ella, aunque tengo mis dudas sobre si me salvaré por el hecho de poner en cuestión estos escatológicos asuntos...

Como diría Teresa de Calcuta, "yo amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía".


domingo, 21 de agosto de 2011

117.- Id y proclamad




Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»  Mt 28, 19-20

Este ha sido el mensaje final que ha transmitido el Papa a los jóvenes a la conclusión de la JMJ. Es un mensaje claro y contundente, un mensaje que nos implica a todos los que hemos recibido el don de la fe.

Poco más hay que decir al respecto. En mi caso, tan sólo felicitar y mostrar la descomunal sorpresa de ver cómo se ha desarrollado esta Jornada Mundial. Ha sido un ejemplo increíble de civismo, rectitud, buena organización y ejemplar comportamiento del millón y medio de peregrinos y voluntarios que han intervenido en este acontecimiento que tiene un alcance planetario.



Decir que Cristo es la Puerta de la Salvación es decir que el Amor y la Verdad son la Puerta de la salvación. "Porque tuve hambre y me disteis de comer".

Yo así interpreto este mensaje, para que en él quepan las cuatro quintas partes de la humanidad que no es católica, y que en esa proporción existan algo más que gente atea, descarriada o perversa. 

Para todos aquellos santos de Dios que no son católicos, este mensaje del Papa, también aplica; al menos eso creo, o eso deseo creer. Para los musulmanes de buena voluntad, para los hindúes, judíos, taoístas, sintoístas, budistas, animistas, y demás seres humanos, que por una razón o por otra, no han conocido a Jesús por razones diversas, la esperanza de la salvación es real, tiene que serlo, si han sabido amar y dar testimonio de la Verdad a través de una vida entregada a los demás.


Valoro la JMJ como un descomunal sacrificio y esfuerzo por anunciar a la juventud de este planeta el mensaje de Jesús, aunque a este evento sólo haya asistido una representación de la juventud católica. En este sentido me siento totalmente hermanado con todos y cada uno de los peregrinos que han asistido a tal evento, y con los miles de voluntarios que la han hecho posible con su trabajo y dedicación.

El Santo Padre es la única persona en este Planeta capaz de congregar a seres humanos de todos los países, y si se lo propone, de todas las creencias. Tiene autoridad y capacidad para ello, para abrir las puertas del Cielo a toda la Humanidad.

Hago votos para que así sea.

*



lunes, 15 de agosto de 2011

116.- Misericordia quiero...





... y no sacrificio.


Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: —Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. Les replicó: —¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.
Mateo 12, 1-8

Reflexión
Extraída de Catholic.net.
http://es.catholic.net/aprendeaorar/103/478/articulo.php?id=6658


La actitud de quien contempla la vida como destinada a solucionarse entre una serie de reglas y reglas resulta gravemente deprimente porque cree que los medios son los fines últimos de nuestra vida.

Si lo que hacemos se convierte en cumplir la regla, porque "así está escrito", sin entender por ello el pensamiento de aquél Quien ha dictado la Ley del amor, se acaba ciertamente por traicionar el espíritu de quien la fundó. Sencillamente compasión, honestidad, fidelidad, respeto y amor perderían todo el sentido.

No se puede llorar con quien llora, alegrarse con quien se alegra, socorrer a quién sufre si esto nos parece obligaciones incómodas y extrañas a nuestra mentalidad y no deseos espontáneos del corazón. Cuando no se convierte en lazo mortal, las normas y las reglas deben ser útiles instrumentos para ayudarnos a mejorar día tras día nuestra conducta y ayudarnos a llegar a Dios. Queda de nuestra parte el modo como queremos vivir y aceptar las leyes y mandamientos que el Señor nos ha dado.

El sendero de las obras

1. Antes te he hablado, oh príncipe sin mácula, de dos caminos que conducen a la perfección, el de la sabiduría de los Sankhyas, Jñana Yoga, y el camino de la acción de los yoguis, el Karma Yoga.).

9. En este mundo somos esclavos de la acción, a menos que ésta se convierta en adoración a Dios. Realiza tus acciones con pureza, libres de la esclavitud al deseo.

10. Así lo hizo saber el Creador cuando hizo al hombre y sus obras como adoración: “Adorándole con tus obras multiplicarás y colmarán todos tus deseos”, dijo.

11. Así complacerás a Dios y Él te complacerá a ti. Y en esta armonía con ellos, podrás alcanzar el bien supremo.

27. En este mundo temporal todas las acciones suceden por intervención de los tres Gunas, fuerzas de la naturaleza. Mas el hombre, engañado por la ilusión del “Yo”, del egoísmo piensa: “Yo soy el hacedor.”

28. Pero tú, de brazos poderosos, has de saber que los que comprenden la verdad sobre la diversidad de cualidades de la naturaleza en relación con las acciones se dan cuenta de que los órganos de los sentidos actúan sobre los objetos sensoriales. Y permanecen desapegados. Libres entonces de su esclavitud, ya no pretenden ser el hacedor.

(del Baghavad Gita, Cap III. El sendero de las obras.)


De misericordia y sacrificios

Las religiones, tradicionalmente se han focalizado en los ritos denominados sacrificios, un conjunto de ceremonias, "acciones", básicamente exotéricas, en las que la comunidad se reúne para "ofrecer" algo a Dios o a los dioses (según la religión de qué se trate). En cualquier caso es básicamente tomar algún objeto o  desarrollar un conjunto de conjuros y ritos como ofrenda a la divinidad, básicamente para pedirle clemencia o mantenerla apaciguada, no sea que se cabree si no se celebran esos sacrificios.

Los católicos celebramos el sacrificio de la misa, símbolo sagrado del sacrificio de Jesús por la Humanidad entera, que dos mil años de rutina lo han convertido de facto, para el común de las gentes en un conjunto de ritos litúrgicos y gestos en el que el cura hace como que habla y los feligreses hacen como que escuchan, respondiendo maquinalmente las fórmulas del canon. El sacrificio básicamente estriba en estar cuarenta minutos soportando la retahíla de fórmulas (de todos conocidas), y la homilía del celebrante (con mensajes también de todos conocidos) hasta que llega la bendición final, momento largamente esperado para salir pitando de la iglesia e irse a tomar la ración de gambas mano a mano con los amigos el domingo, como aperitivo antes de comer.

Esto, para los nuevos cristianos es bastante difícil de digerir, porque afortunadamente, la gente ya no es como antes, que a todo decía "si señor" y se limitaba a cumplir lo que le inculcaban desde pequeñitos. Ahora, los nuevos cristianos piden un "por qué" a las cosas y a las imposiciones doctrinales, lo que en no pocas ocasiones, ni los grandes teólogos saben dar respuestas convincentes.

Posiblemente el espurgo de católicos y la crisis vocacional que está sufriendo la Iglesia es algo bastante higiénico, dadas las circunstancias, pues puede, tenga el mismo efecto que la sacudida de un árbol lleno de hojas muertas.

Porque esta fe, convertida así en rutina tediosa, ruego a Dios que desaparezca de la faz de la Tierra lo antes posible. Y si los obispos que vendrán a la JMJ de Madrid en los próximos días lo que pretenden en las 900 catequesis que van a impartir es jalear a los chavales para reforzar este tipo de prácticas religiosas, volver a llenar las misas de una, para finalizar con el paroxismo papal en Cuatro Vientos, esta descomunal movida no será más que un baño de autocomplacencia para que el mundo se crea que los católicos somos "mogollón", para, una vez terminada la catarsis colectiva, cada cual retornar a sus asuntos, para que la vida siga igual.

Mi relación dual de adhesión y escepticismo hacia la Iglesia católica, viene de un sinfín de detalles que me han machacado la conciencia desde pequeño, pero sobre todo de uno, que me malicio se va a poner en evidencia en la JMJ: que "la Iglesia católica tiene la exclusiva de la salvación eterna". Este planteamiento no lo puedo soportar, va contra mi naturaleza como ser humano. No deseo (pero me temo que sí se va a producir), un mensaje vaticano al mundo para que el mundo vea que nosotros los católicos somos la "hostia", los mejores, y que no hay nadie más bueno, más santo y más entregado a las causas justas que un católico comprometido.

Es cierto que un católico comprometido es una joya de ser humano. Pero también lo puede ser un laico comprometido.

Católicos vs laicos, catolicismo vs laicismo, judíos vs gentiles, musulmanes vs infieles, gitanos vs payos; nosotros los buenos, "la rehostia" vs los demás los malos, los necios, los descarriados. Esa dicotomía en la que los grandes movimientos étnicos y religiosos han dividido al mundo, sólo han traido divisiones, odios y guerras sangrientas. Nada que se acerque ni de lejos al "Espíritu de Asis", a la unión entre los seres humanos sean de la estirpe que sean.

Ruego a Dios para que el mensaje de los obispos y del papa no sea ese. Pero tengo mis dudas.

Mi esposa y yo hemos vivido en nuestros dos viajes a Honduras una dramática realidad, la que vive el 80% de la Humanidad, y que lo que menos necesita son sacrificios rituales ni macro concentraciones de auto bombo y complacencia, sino una inmensa dosis planetaria de misericordia.

La lástima es que la misa católica lo que encierra es el inmenso sacrificio de la donación de la propia vida, reflejo del sacrificio que Jesús hizo de la suya, una vida ofrecida por entero a la Providencia, una vida en la que las acciones no son nuestras, no nos pertenecen, sino que son reflejo de la manifestación de Dios en la vida del mundo, son acciones convertidas en expresión de la Sabiduría, como expresa claramente el Baghavad Gita, y el Evangelio.

La misericordia es el fruto de las obras entregado al que lo necesita, con un corazón que empatiza con el mísero, con el desheredado, con el pobre. Si la misa pudiera obrar en el corazón de los feligreses ese milagro de convertir la hostia consagrada en almas consagradas al Amor, siendo cada cual que recibe a Jesús en la Comunión, el mismo Jesús vivo en él, entonces, la misa convertida en auténtico sacrificio de uno mismo, recobraría el verdadero significado que siempre tuvo, y que los curas jamás han sabido expresar con claridad, y los obispos menos, liándonos a los doctrinos con una madeja de dogmas e "ideas metabólicas" que lo único que han conseguido es ligarnos a creencias inútiles.

Ruego a Dios, no se les ocurra a los obispos decir (de una forma u otra) la tristemente famosa frase de que "no hay salvación fuera de la Iglesia", dejando al márgen del Paraiso al 80% de la Humanidad, porque eso desvanecerá las ilusiones que aún me quedan hacia este tipo de convocatorias. El Mundo actual no necesita para nada mensajes de exclusividad, de que sólo los católicos tenemos la clave de la salvación del mundo. Porque si es este el mensaje, "que les den a todos ellos".

O se derriban las murallas de Jericó, o el mensaje es el "todos somos Uno ante Dios y con Dios", o la JMJ habrá sido otro gesto inútil para un mundo explícita y voluntariamente dividido por los líderes religiosos, por un mismo Dios.

O la JMJ es una proclamación al mundo que toda la Humanidad es Una, que todos los seres humanos formamos parte de la inmensa comunidad de Todos los Santos de Dios, o ... "sin comentarios".

Estoy cansado de ver cómo existen dos iglesias católicas, una, la que está al frente de la entrega absoluta al mísero, la que he visto allí, en Latinoamérica, en la Rivera Hernández, donde la vida no vale ni un centavo, como os he tratado de expresar en las entradas anteriores al describiros el Valle de las lágrimas y los hijos de Eva, y la otra la que vive plácidamente acomodada en nuestro despreciable primer mundo, justamente la que suele vitorear con banderitas al paso del papamóvil (me da la impresión).


Sé que los peregrinos a la JMJ es gente de buena voluntad y sincero corazón. Ruego por ellos, para que la Verdad les ilumine, de una forma o de otra.

Nuestras breves estancias en Honduras a mí me han colocado en el disparadero de renunciar a la fe católica como expresión de una gran impostura... si no entrego mi vida a los pobres. Honduras me ha quitado la paz que yo creía disfrutar creyendo que con ir a las ultreias, a las reuniones de grupos de diálogo y cumpliendo con los preceptos dominicales era suficiente como para sentirme justificado y salvado.

Ahora, si no expreso mi amor de modo palmario y directo al que me necesita, aquí o "allí", como dice San Pablo, toda la parafernalia religiosa que me he montado, que nos hemos montado, será como platillos que retumban, es decir, "nada".

Con Honduras, a mí me ha llegado el "momento de la Verdad", el momento del discernimiento, del sendero de las obras y de la sabiduría, el sendero de la renuncia.

Con Honduras, ha llegado mi auténtica noche oscura. Un dolor que a veces me resulta insoportable.
 

Trataré de informarme entre bastidores lo que los obispos digan. Dios quiera que la JMJ no sea "más de lo mismo".

La Rivera Hernández y la JMJ me resultan en cierto modo la cara y la cruz de la Iglesia Católica. La Iglesia sacrificada y entregada a los pobres, aún a riesgo de su propia vida, y la Iglesia super espectacular, que congrega millones de personas con banderitas al paso del papamóvil, que vaya usted a saber... el cómo y el por qué de las cosas. Quisiera convertirlas en una misma realidad, pero de momento me cuesta mucho trabajo. 

Como siempre, supongo que estaré equivocado...

*V3

miércoles, 3 de agosto de 2011

115.- Los hijos de Eva


Hola
Deseo presentar, con su explícito permiso, un relato estremecedor, sobre la vida aquí, en Rivera Hernández, donde la vida es un bien de un valor cercano a cero, donde se mata por venganza, por ajustes de cuentas, o por un celular, de un valor no superior a 20 dólares.
Este texto es de nuestro buen amigo Oscar González Márquez, que junto a Silvia Heredia, llevan desde hace nueve años la misión denominada "Paso a Paso", en el núcleo caliente del Sector de Rivera Hernández", desde hace nueve años. Son españoles que lo han dejado todo, lo han dado a los pobres, han tomado su cruz y han seguido a Jesús en tierra peligrosa, para dar una pequeña o gran esperanza a los desterrados hijos de Eva, los humildes hijos de la Rivera Hernández, para al menos poder escapar, en su caso, del acoso de las pandillas y de las maras.
El relato, ya digo es estremecedor, pero totalmente verídico.
Tal y como me lo entregó Oscar, así lo he colocado en esta entrada. No he quitado ni he añadido ningún punto ni ninguna coma. Es tal cual ha salido de la pluma de Oscar González. 
Para mi este relato es merecedor de un premio literario y de un homenaje al valor y al amor desinteresado.
Oscar y Silvia son dos bienaventurados, "porque tuve hambre y me dísteis de comer".

Os dejo con el relato:
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ME LLAMO EL FLACO
Relato de Oscar González Marquez.
    
Me llamo Piña, soy Tercereño Loco. Esta noche saldré a cazar. Debo matar o morir. Debe caer otro “Gangster”. Así es en la Rivera Hernández, sangre por sangre. No tengo miedo a morir. Llevo 4 muertos y ya perdí el miedo.

    Cuando pienso en mi muerte solo espero que sea rápida. No quiero sufrir más, ya sufrí mucho hasta los 14 años. Cuando sea el momento abrazaré a la muerte y cerraré los ojos para descansar. Si me matan dejaré que mi cuerpo se vuelva blando, que mis músculos y huesos sean frágiles para que las balas asesinas queden depositadas en mis órganos. Quiero una muerte fulminante. Pero todavía no espero la muerte. Todavía no. Antes debo cazar al chavo que se bajó al Buitre. Mi sangre pide venganza. A los compañeros se les venga. A Los Tercereños Locos se les respeta.  Mi cuadra debe ser respetada.
    Estoy esperando una llamada. Después dará inicio mi trabajo. Pulga debe morir.
1.-
El calor era sofocante. Se oía rechinar el zinc en la cuartería de la Vuelta del Chivo. Piña estaba aburrido en el cuarto. Hoy no fue a la escuela porque se despertó tarde y no le apetecía asolearse por las polvorientas calles. Su abuela y su hermano menor se fueron al puesto de verdura a vender. De repente le sobrevino a la conciencia la sensación de hambre. Mucha hambre.  Había cenado poco y mal y su desayuno fue un simple café con un pan blanco. Decidió salir por la cuadra, ir a ver algunos de los amigos podría ser la solución para su hambriento, famélico y triste estomago. Hacía años que esa sensación de hambre lo acompañaba allá donde fuera. Era difícil que su apetito fuera saciado.
    De su infancia no le gustaba hablar. Apenas recordaba algunas escenas felices de su niñez. Como aquella en que partió su primer queque junto a su primera piñata. O aquella otra en que fue al parque Infantil con sus padres y hermanos. Aunque la mejor fue cuando cumplió los 9 años y su papá le compró unas manzanas rojas después de un gran abrazo de felicitación. Todavía no sabía que había sido lo mejor, si el abrazo o las manzanas rojas, ya que nunca más se repitieron ninguna de las dos cosas. Esos escasísimos momentos de felicidad fueron vividos hacía años. Cada día, cada semana, cada mes que transcurría era un adentrarse al peligroso y hostil mundo de los adultos.  Sabía que nunca podría estancarse en ese determinado momento de felicidad de su infancia. En la Rivera Hernández la transición  de niñez a la etapa adulta era siempre dramática y se producía de la noche a la mañana. Y estar en el mundo de los adultos se requería de mucha perspicacia. Debía ser siempre rápido, astuto y nunca compadecerse de los demás. Esa era la ley aquí. Él no había impuesto las normas o las leyes, pero sabía que así era aquí: el débil sufre. El fuerte sobrevive. Sencillo. Muchos aprendían de la propia experiencia. Pasaban de la debilidad a crear un fortín,  donde toda persona era objeto de poder ser humillada  y donde nada debía herirme lo suficiente como para mostrar mis sentimientos.
A su papá lo asesinaron en el presidio. Al tiempo su mamá se fue de mojada a la Usa. Desde pequeño sus 4 hermanos vivían con su abuela materna. Una señora que acudía mucho a la iglesia. Analfabeta, de gran corazón y sin ninguna autoridad para educar a sus nietos.  Cuando su papá entró en la cárcel, Piña supo que su vida ya no sería igual. Algo se había roto en la frágil seguridad de su entrono. Sintió miedo, mucho miedo. Después de la entrada de su padre al presidio todo fue a peor. Aguantaron días de hambre, noches de insomnio y semanas de incertidumbre. Fue duro sentir que ya no era dueño de su vida y de su futuro. ¿Quién cuidaría de él a partir de entonces?
Desde temprana edad le tocaría trabajar y estudiar. Pero estudiar ¿para qué?. Eso era una pérdida de tiempo, estudiar no reportaba ningún beneficio económico a corto plazo y su familia necesitaba dinero y la escuela era más bien un lugar donde se gastaba en libros y útiles. No entendía para que sería importante en la vida estudiar ecuaciones, geometría, la historia de indios, romanos o chinos. Menuda pendejada!!. Él y su familia necesitaban dinero, comida, ropa, pagar el cuarto, tenis…
Nunca hizo caso a Andrea, la  única amiga de la familia que llegó a la universidad. Andrea era de los pocos adultos que se preocupó de verás por su bienestar. Cuantas veces la había invitado a unas baleadas o a una porción de pollo con tajadas cuando el hambre apretaba. O le regalaba o remendaba los viejos pantalones para darle unos meses más de vida útil. Si, Andrea era otro pedo. Y nunca le hizo caso a sus consejos con el estudio, ese era el único punto en que no se entendían, Andrea le insistía en que soñara, se proyectara, fuera capaz de pensar a largo plazo, ordenara sus prioridades… le exhortaba  a que estudiara ya que este le abría las puertas al futuro.

2.-
Las horas previas a un trabajo son angustiosas. No siento miedo pero si nervios. No puedo dar ninguna posibilidad para el menor error. En ese instante un error puede significar mi muerte o la condena de no poder salir de la cuadra durante semanas.
No me gusta pensar mucho como voy a dar muerte a mis objetivos. Sencillamente elaboro un plan y lo ejecuto. Además hay ocasiones en que una llamada ya da inicio a mi trabajo. Varias muertes se han producido así, a través de una llamada que me pone en sobre aviso que el chavo que ando buscando está comprando unas baleadas o se encuentra en determinada casa, después del telefonazo voy y me lo bajo. En otras ocasiones, se hace el escurridizo y debo planearlo, ver y estudiar sus horarios, los lugares  que frecuenta. Pero yo cuento con el efecto sorpresa, caigo cuando menos lo esperan. Cuento también con mi determinación al momento de ejecutar mi objetivo, en ese instante, con la pistola en la mano, el chavo frente a mí y la sed de vengar un amigo, hace que todo resulte fácil.
Además contamos con el respeto.  A nuestra mara la respeta la cuadra, los comerciantes y hasta la policía. Nos hemos ganado ese respeto. Por eso si la gente “ve algo” no dice nada, nosotros les protegemos, somos los únicos que mantenemos el orden y no dejamos que pasen desconocidos o maleantes por nuestras cuadras. Hasta tenemos amigos en la policía que nos ayudan cuando nos agarran o nos pasan información o nos dejan tranquilos en la cuadra con nuestras leyes.
Al finalizar un trabajo me inunda un agradable placer del deber cumplido, no siento el menor arrepentimiento. Ellos mataron a las personas que más he querido y es justo que en su nombre los pueda vengar, de esta manera, su alma ya descansa, ya no vive atormentada. Para que pueda ir al paraíso es fundamental matar a su asesino. De lo contrario su alma acude a nosotros a través de los sueños y hasta que no nos bajamos al perro que lo asesinó no deja de visitarnos. Es una clara manifestación de que su espíritu no ha alcanzado el cielo y no puede descansar.
Además otros compas han sido asesinados cuando ya no estaban activos, es decir, que se habían hecho de mujer y de hijos, por ello trabajaban y habían bajado la guardia. Sus muertes son más perversas y nuestro deber es escarmentar a los asesinos.

3.-
La vida en la Rivera Hernández era un aburrimiento. Piña y su mara veían pasar las horas bajo la sombra de los árboles y con el ánimo inundado de un gran hastío. Rápido se cansaban de las cosas. Disfrutaban jugando pelota apostándose unos pocos pesos para refrescarse después con una gaseosa. Además, el fútbol constituía  una útil herramienta para “sanar” viejas rencillas entre ellos. En esos momentos la agresividad contenida, la frustración acumulada y la energía juvenil salían en forma de salto, patada o carrera.
Otra diversión era enamorar a las cipotas que pasaban por la cuadra. La táctica era tirarle el verbo a todas, con la seguridad de que alguna caería en sus redes.  Dentro de la mara había algunos que presumían de tener hasta 3 chavas. Pero eso suponía un gasto elevado para mantenerlas, así que debían robar un poco más frecuentemente o aceptar algunos  trabajos peligrosos  y de dudosa reputación.  
Con el tiempo, algunos se convertían en verdaderas leyendas vivientes por su largo historial delictivo y de asesinatos. Entre las adolescentes, estos, ejercían un extraño magnetismo. Algunas se sentían atraídas con una mezcla de respeto  -quizás sería más correcto decir miedo?-  y admiración.
En el submundo  del barrio existía otra escala de valores. En medio de la pobreza cotidiana si un hombre te proporcionaba cierta seguridad alimenticia y permitía darte algunos lujos: ropa, perfumes, celulares… se tornaba un buen partido. La felicidad, el cariño, la ternura, los proyectos comunes y hasta el amor quedaban en un segundo plano.  No era mejor ni peor opción, era sencillamente otra escala de valores. En el barrio las etapas del desarrollo eran aceleradas. Aquí se pasaba de la niñez a la adultez. De la escuela al trabajo. Del primer beso a la primera noche de sexo. De la diversión del juego a la responsabilidad del hijo.
Y en medio de esta realidad hostil, había que unirse, crear alianzas y compadrazgos para estar junto al fuerte al que garantizara la seguridad.
En el submundo de la Rivera Hernández no toda persona entraba. Era conocida como el lugar donde la vida no valía nada o como el lugar donde  entra quien quiere y sale quien puede.  Y esa fama y ese temor se labró sobre centenares, sino millares, de asesinatos. Su propia fundación ya estuvo manchada de sangre. Carlos Rivera e Isabelo Hernández fueron los padres de esta invasión de tierras. Llegados de la López Arellano levantaron con su sudor y su sangre esta populosa y joven barriada.
Y en el transcurso de sus 35 años eran tantos los asesinatos de jóvenes y mujeres que se volvía ardua tarea contar todo el historial de muerte. ¿Cuántos sueños se quedaron bajo las balas? ¿Cuántas oportunidades se sellaron al no poderse realizar? En la Rivera Hernández cada familia tenía al menos, un ser querido asesinado. Con todo,  pobreza, violencia, hambre, frustración y resignación hacían la vida dura. Muy dura.

4.-

Después que matas a la primera persona sientes que ya no vives. Una sensación de suciedad me acompañó unas semanas. Con el tiempo, ese efecto se diluyó. Así como aprendí  a crecer a golpes de frustración y de humillaciones, aprendí a  crecer en insensibilidad. ¿Si yo nunca he importado a nadie, porque me deben importar los demás? Yo no hice las reglas de este mundo. No fui yo el que impuso y decidió que estas iban a ser las normas.  Sencillamente me adapte a él.  Mi guía ha sido el odio. Mis pasos siempre han andado por el sendero de la venganza. ¿Es posible que con 16 años una persona diga que ya lo ha perdido todo?  Después de la muerte de mi padre, la huida hacia delante de mi madre, la muerte de mis amigos, la vida quería  asestarme  todavía el último golpe. Este último fue sin duda el más duro. Después de esto ya nada me importa. Ya me pude involucrar plenamente a la vida loca.  Créanme, el corazón se seca cuando matan a la única  persona que te ha enseñado a usar el corazón.  Solo he conocido el amor, el cariño y las palabras dulces a través de mi novia, la Colocha. La asesinaron los policías de 9 tiros. No tuvieron valor y la mataron por la espalda. Malditos cobardes.  La dejaron morir agonizando ahogándose en su propia sangre. A la Colocha la conocí  cuando era pequeño. Fuimos vecinos muchos años. De pequeña no me gustaba, era muy tremenda, un huracán de hiperactividad. Nunca conoció a sus papás. Vivía con unos tíos y una abuela. Sólo estudió hasta tercer grado. Y desde pequeña le gustaba andar con hombres mayores. Al final se prostituía para poder comer. Los últimos meses quería que nos juntáramos para vivir juntos.                                                                    ¿Qué respeto me merece el ser humano? ¿Y la policía? No respeto la vida de nadie, porque nadie me ha respetado a mí y a las personas más cercanas.
He sido un fracasado en la escuela, en el equipo de fútbol del barrio, en las relaciones con las mujeres, en la familia, en la sociedad… Y qué triste es sentirse como una mierda, saber que todas las puertas se cierran y solo te queda la calle. Que dolor saber que no importas a nadie. Acostarse en la más absoluta soledad, con el estomago vacio y deseando que nunca amanezca.  Esa es la peor tortura.
No me preguntes porque soy un asesino. He hecho lo que esta sociedad me enseñó. He devuelto lo que la sociedad me ha dado. Nadie me instruyó a hacer las cosas de otra manera. Reproducimos lo que vemos.  Somos fruto de esta sociedad degenerada y arruinada. Una sociedad  que persigue a jóvenes que visten a su estilo, que encarcela a los que roban celulares, que hostiga a campesinos sin tierra,  que acosa  a quien  piensa diferente, que asesina a quien se atreve a cuestionar o denunciar.  Pero que luego enaltece a policías corruptos, diputados narcotraficantes que hacen de su escaño un lugar de negocios, o banqueros y empresarios que se roban las tierras, el salario y las prestaciones de los trabajadores y trabajadoras. Esta sociedad está podrida. Y yo no soy la causa de tanta mierda. Yo soy una consecuencia.


5.-

La policía en este barrio tenía mucha fama, mucha mala fama.  Eran hombres en su gran mayoría, las mujeres escaseaban. Y eran seres que detrás de su arma y su uniforme escondían su propia miseria humana. ¿Cuántos de estos policías se engrandecían y utilizaban su posición para reprimir, humillar, maltratar, violar o asesinar desde la impunidad? La lista era larga. Se conocían casos de niños pequeños que cuando veían un carro de la policía corrían a esconderse o lloraban por el pánico que les producía ver esos seres uniformados.  Si, la policía era temida por toda la población. Su lema era “servir y proteger”, pero lejos de ser fieles a su lema, eran un cuerpo de hombres violentos, frustrados, mal educados, prepotentes. Eran capaces de acosar a niñas de 12 y 13 años. O capaces de encarcelar a menores, después de una gran golpiza. Se sabían casos de abusos policiales que ponían los pelos de punta. Como la de aquellos tres ladrones que se les ocurrió ir a robar a la casa del Comisario de la posta del barrio. Después, a los dos días los agarraron con varias cadenas de oro y celulares del comisario. Fueron torturados metidos en una cloaca, finalmente los asesinaron. El caso salió en los medios de comunicación y lo único que hicieron fue cambiar a los policías, asignándolos en un nuevo lugar. O esos policías que mantenían contacto con los pandilleros, el narcotráfico, el crimen organizado o los sicarios, jugando así con una doble cara. O el  proceso que se abrió a tres policías que después de montar a una joven al carro de la policía la violaron. O el caso de la Colocha que fue asesinada por la espalda por la policía. O el caso de dos policías que extorsionaban a un vendedor, éste les tendió una trampa marcando los billetes y fueron apresados.  O las innumerables mordidas que sacaban a buseros, taxistas y conductores, haciendo del cuerpo de policías un lugar propicio para corromperse y cometer actos delictivos y vergonzosos. Lejos de ser una institución que mantuviera el orden  e hiciera cumplir la ley, era una institución generadora de miedo, desconfianza y podredumbre.  Eran una pieza clave dentro de las poderosas redes de narcotráfico o las del crimen organizado. Y por supuesto había policías honestos con ganas de trabajar y cumplir las leyes, pero muchas veces debían cumplir órdenes de sus superiores que iban en contra de los procesos normales… desaparecer pruebas, manipular las palabras de los testigos,  liberar a los pistoleros de algún grupo amigo, inventar pruebas y delitos a los acusados y un sin fin de artimañas que lejos de ajustarse a sus tareas como policías los convertía en verdaderos delincuentes ambiciosos y peligrosos,  amparados por el uniforme.
Bienvenidos a la Rivera Hernández.


6.-

Muchas veces he pensado en qué momento salte la delgada línea de la legalidad a la ilegalidad.  No sabría decir a partir de qué día o de qué acontecimiento traspasé esa raya. Si se con certeza que cuando estás muy metido en el mundo de la delincuencia es muy difícil salir de ella. Ejerce un magnetismo que hace que volvamos a practicar algún acto delictivo. Y a veces creo que es un acto de rebeldía contra este sistema. Nunca me ha gustado trabajar para otra persona. Es triste ver a hombres y mujeres que se dejan los pulmones y la vida por una empresa que cuando se cansa o los ha explotado los deja de lado. No, eso nunca me ha gustado. Para eso mejor trabajo para mi mismo o para mi mara. Estuve trabajando cuando era más cipote en una maquila, tenía un jefecillo o encargado que era muy explotador. Abusaba de la gente, a los más jóvenes nos engañaba, a las mujeres las acosaba, a los hombres los humillaba para demostrar al resto quien era el que mandaba. Además eso de llegar todos los días y hacer la misma cosa me aburría. Nunca me ha gustado la rutina ni la esclavitud. Así me sentía yo allí, desde pequeño he hecho lo que he querido y cuando he querido. No, el trabajo no es para mí. Prefiero ser pobre pero libre. Además veo a gente que trabaja años y años y nunca tiene nada como propio. 
Y si, he tenido mis sueños para el mañana. La verdad que han ido cambiando con el paso de los años. Pero nunca me ha sido  necesario el trabajar para realizarlos. Algunos de mis sueños el dinero no lo puede comprar. No le voy a mentir, hace un tiempo me alucinaba vestir la ropa de marca, llamar a las nenas con celulares de moda, las motos para pasear por el centro o ir a los centros comerciales. Pero eso fue ya hace un tiempo. Pude comprobar que eso me había servido para enamorar algunas jóvenes, pero nada más allá…  A pesar de caminar así, seguía siendo una mierda andante que vivía en el barrio Rivera Hernández. Y muchos momentos, al llegar a mi casa después de quitarme ese disfraz, me encontraba con mi verdadera realidad: me sentía solo, sucio, lleno de desconfianza y miedo. Así que con el paso de los años he aprendido que los verdaderos sueños no se pueden comprar ni con dinero ni con todo el poder del mundo. Además tengo la profunda certeza que algunos de mis más subterráneos deseos nunca se podrán realizar. Es imposible regresar al pasado y soñar como mi padre me protege cuando los demás se burlan de mis feas orejas. Era en esos momentos en que necesité a mi padre ausente. O como podré recibir el abrazo que no me dieron en mis aniversarios. Como puedo regresar en el momento exacto de al volver de la escuela y entrar en la casa y que nadie te pregunte: ¿Como estas? ¿Qué tal el día?, así con ese simple silencio uno aprende por un lado que no debe preguntar más y por el otro aprende a vivir en la calle de manera independiente de la familia.  O como podré importar a alguien cuando he sido tratado como un desperdicio humano. Ya le dije antes que solo me despertaban el respeto la Colocha y algunos amigos de la mara. Esas han sido las únicas personas a las que puedo decir que he querido y que me han demostrado que les he importado. Los demás si existen no lo sé, mientras no me molesten ni se metan conmigo, todo tranquilo.
Y si miro hacia delante, mis sueños son distintos, quiero tener una familia y procurar darles un buen futuro a mis hijos. No les deseo mi vida, ni lo que he sufrido en ella. Mis sueños son simples, que no fáciles de conseguir. De un tiempo a esta parte he deseado con fuerza sentir lo que es la ternura. ¿Pero como sentir o reconocer algo que no se sabe cómo es? ¿La ternura es innata en el ser humano o se aprende? Después de tanta muerte, de tanto vértigo de vida, no deseo gran cosa, quizás morir tranquilo. Y por supuesto vengar al Buitre. Si, es posible desear las dos cosas: la ternura y la muerte. La primera me ha sido negada, la otra impuesta.
                                                       

7.-


Las bandas juveniles del barrio eran sociedades cerradas.  Se entraba con referencias y una vez dentro era difícil salirse de ellas. Además las represalias, las cuotas de poder y las luchas internas para ejercer el liderazgo eran feroces.  Existía un extraño concepto de lealtad.  Bueno, en realidad los valores, las reglas y la lógica eran diferentes al resto de la sociedad.  Es decir, existían las reglas de la sociedad y las reglas de la banda juvenil.  Así, lo que a ojos de la sociedad era horrendo, escandaloso o incorrecto, a ojos de los pandilleros era ajuste de cuentas, alianzas, ejercicio de la autoridad… El liderazgo se ganaba a pulso, el más loco, atrevido, emprendedor y capaz se convertía en jefe para liderar, organizar y ejecutar  las fechorías.



A las 7.24 minutos de la noche recibí una llamada. Debía iniciar mi trabajo.   Un compa me dijo que Pulga estaba comprando comida en el Merendero Mencha.  Disponía de poco tiempo si no quería que se me escapara el asesino del Buitre. Me calcé mis zapatillas deportivas, agarré mi pistola de 9 mm, me puse la gorra y me monté en mi bici. Antes de salir por la puerta del cuarto me imaginé la cara del Buitre. Recordé su fresca risa, los buenos momentos compartidos, las dificultades pasadas y como nos unieron. De repente sentí cercana su presencia. Sabía que esos pensamientos me darían fuerzas para matar al Pulga. Las necesitaba.
Me acerqué con sigilo a la puerta del Merendero. Mientras mi compañero acompañante se colocó a unos diez metros a mi derecha. Él me serviría de apoyo, si yo fallaba ahí estaba él para rematar la faena, al mismo tiempo me protegía ante cualquier reacción del Pulga. Esperamos unos escasos minutos pero que sentí muy largos. No tenía miedo, más bien, estaba tranquilo. Al fin podría vengar la muerte de mi querido compañero. En estos meses no hubo día que no pensara en este momento: ¿cómo sería? ¿Cuántos tiros sería capaz de aguantar hasta morir? ¿Alcanzaría, antes de morir,  a ver mi rostro de felicidad al vengarme? ¿Lo vería llorar, gritar o huir como un perro?  Estaba a escasos minutos de que mis dudas obtuvieran respuesta.
El Pulga salía con una bandeja en la mano, no me importaba que anduviera armado. Si yo era rápido y aprovechaba el factor sorpresa no tenía nada que hacer. Pulga se iba acercando a la puerta, unos metros más, unos segundos más y su vida pertenecería al pasado. Curiosamente moriría frente una puerta. Hay ocasiones que la muerte está a escasos metros, cruzar una simple puerta supone poner fin a una corta vida. Para el Pulga esa puerta suponía entrar al abismo de la muerte.
Al pasar la puerta saqué mi pistola 9 mm y empecé a dispararle, pum, pum, pum, pum, pum, pum… conseguí descargarle todo el cargador, su cuerpo estaba manchado de sangre y yacía en el suelo. Estaba muerto. Rápidamente me monte en la bici y pedalee con fuerzas hacía la casa de un amigo. De lejos empecé a escuchar los gritos de miedo de las personas que cenaban en el Merendero de Mencha.  Al fin pude vengar al asesinato del Buitre. Desde este momento sentí que mi propia muerte sería más dulce. Tenía la certeza de que había hecho lo correcto.


8.- Volver a empezar

Me llamo Mario, pero me dicen el Flaco. Mientras lees estas líneas mi sangre hierve de odio. Mis manos están prontas a vengarse. Siento un gran desgarro interior. Es la primera vez que entierro a un familiar por causa violenta. Ayer en la noche asesinaban a mi hermano mayor el Pulga. Mi sangre se respeta. Se quien ha sido el asesino. Piña debe morir.