Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.» Mt 28, 19-20
Este ha sido el mensaje final que ha transmitido el Papa a los jóvenes a la conclusión de la JMJ. Es un mensaje claro y contundente, un mensaje que nos implica a todos los que hemos recibido el don de la fe.
Poco más hay que decir al respecto. En mi caso, tan sólo felicitar y mostrar la descomunal sorpresa de ver cómo se ha desarrollado esta Jornada Mundial. Ha sido un ejemplo increíble de civismo, rectitud, buena organización y ejemplar comportamiento del millón y medio de peregrinos y voluntarios que han intervenido en este acontecimiento que tiene un alcance planetario.
Decir que Cristo es la Puerta de la Salvación es decir que el Amor y la Verdad son la Puerta de la salvación. "Porque tuve hambre y me disteis de comer".
Yo así interpreto este mensaje, para que en él quepan las cuatro quintas partes de la humanidad que no es católica, y que en esa proporción existan algo más que gente atea, descarriada o perversa.
Para todos aquellos santos de Dios que no son católicos, este mensaje del Papa, también aplica; al menos eso creo, o eso deseo creer. Para los musulmanes de buena voluntad, para los hindúes, judíos, taoístas, sintoístas, budistas, animistas, y demás seres humanos, que por una razón o por otra, no han conocido a Jesús por razones diversas, la esperanza de la salvación es real, tiene que serlo, si han sabido amar y dar testimonio de la Verdad a través de una vida entregada a los demás.
Valoro la JMJ como un descomunal sacrificio y esfuerzo por anunciar a la juventud de este planeta el mensaje de Jesús, aunque a este evento sólo haya asistido una representación de la juventud católica. En este sentido me siento totalmente hermanado con todos y cada uno de los peregrinos que han asistido a tal evento, y con los miles de voluntarios que la han hecho posible con su trabajo y dedicación.
El Santo Padre es la única persona en este Planeta capaz de congregar a seres humanos de todos los países, y si se lo propone, de todas las creencias. Tiene autoridad y capacidad para ello, para abrir las puertas del Cielo a toda la Humanidad.
Hago votos para que así sea.
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