Texto de la letra "El cielo en sus mentes", de la ópera Jesuschrist Superstar, en Inglés y Español
Él pensaba que…
Pero resultaba que…
Él creía que…
Pero lo que vio no tenía nada que ver con la idea que él se había forjado.
O bien, el trató incluso de ayudar a Jesús entregándole al Sanedrín para que por fin se pudiera explayar y explicar su doctrina ante los que dudaban tanto de Él, y así dejar las cosas claras…
Pero resultó todo un verdadero desastre.
Tradicionalmente a Judas le hemos tachado de traidor, el culpable en definitiva de la muerte de Jesús a manos de los judíos.
O simplemente le tocó hacer el papel del malo de la peli. Alguien tuvo que jugar ese papel. A Pilatos le tocó ser el juez implacable que en último extremo le tocó hacer el papel de malísimo de la peli, lo que es recordado para siempre incluso nada menos que hasta en el credo católico con esa frase de “padeció bajo el poder de Poncio Pilatos”, única frase del credo reservada a una persona con nombre y apellido. Dudoso honor para Poncio, en este caso...
Judas, en cualquier caso es la personificación de la duda, de la desconfianza, del que no se fía, del que no comprende, del que juzga y se equivoca en su juicio, del que se forja un “modelo de realidad” (Ver entrada “88.-Modelos de realidad” de este blog), erróneo. En una palabra, es la personificación del verdadero ciego de nacimiento.
Judas busca la Verdad, y cree haberla encontrado en Jesús, pero buscó la verdad “según su idea de la verdad”, no la “Verdad per se”, fuera lo que fuera. Siempre sometió las palabras y las acciones de Jesús al filtro de su personal interpretación; hizo una interpretación de la "misión de Jesús según yo". "El Mesías según "yo"". Y lógicamente, se equivocó, como nos hemos equivocado todos.
Judas fue un honesto buscador de la Verdad. Pero buscaba lo que él se imaginaba que debía ser la Verdad, lo que debía hacer el Mesías. Creyó haberlo encontrado en Jesús, pero sus juicios sobre cómo se desarrollaron los acontecimientos le llevó, le condujo a una progresiva decepción que finalmente le oscureció totalmente la mente y el corazón hasta el punto de tomar la decisión que tomó.
¿Fue considerado culpable ante los ojos de Dios? Desde luego ante la Iglesia es el culpable de todo, así que no creo que para la curia eclesiástica quepa ninguna duda de que Judas no merezca otra cosa que pasarse la eternidad en el infierno de los traidores.
Sin embargo hay gestos en Judas que son tan humanos, tan nuestros, tan de todos nosotros, que difícilmente podríamos ser capaces de tirar la primera piedra para condenarle, como les sucedió a los fariseos cuando Jesús les preguntó ante la mujer adúltera, “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Nadie lo hizo, porque nadie podía hacerlo.
Así que el que en algún momento de su vida no se haya comportado como Judas, que tire la primera piedra contra este pobre desgraciado que tuvo que soportar la desgracia de haber conocido a Jesús para tocarle la china de ser él, el que le tuvo que traicionar… de la misma manera que el resto de sus discípulos le traicionaron, al salir huyendo cuando prendieron a Jesús, escondiéndose en sus respectivas madrigueras como conejos asustados.
Total, dos aspectos de la misma traición de los suyos, incluida la negación de Pedro.
Todo esto nos conduce a algo absolutamente innegable. Nadie, durante la vida de Jesús se enteró de la misa la media. Todos estaban ciegos, incluidos los discípulos, ante el mensaje de Jesús.
La idea de Jesús era imposible de transmitir por la vía del entendimiento. Él lo sabía, por eso utilizaba parábolas… y ni por esas. También acudió a los milagros, a semejanza de la magia que utilizaba también Simón el Mago, rival contemporáneo de Jesús en eso del mesianismo. Y ni por esas.
Sucedió lo que tuvo que suceder, y Judas cumplió su papel de decepcionado consciente de lo que nadie supo comprender.
Al menos le quedó ese signo de honestidad.
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