¿Recuerdas una encantadora película de Walt Dysney titulada “Fantasía”?
Se estrenó a finales de los cuarenta, algo después de Blancanieves.
No tuvo inicialmente mucho éxito, pero ha terminado siendo uno de los grandes clásicos de la animación.
Se estrenó a finales de los cuarenta, algo después de Blancanieves.
No tuvo inicialmente mucho éxito, pero ha terminado siendo uno de los grandes clásicos de la animación.
Merece la pena recordarla:
Sitio web del vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=RK_Px1h3304&feature=related
El aprendiz de brujo
Pues bien, De aquella película, que era una antología de los grandes éxitos de la música clásica, quiero hacer alusión al episodio del aprendiz de brujo. Para animar esta encantadora obra de Paul Duka, Walt Disney empleó las artes escénicas del incomparable Mickey Mouse. El motivo que sirvió de animación es sencillamente delicioso, como toda la obra interpretada por la orquesta filarmónica de Philadelphia y dirigida por Leopold Stokowsky. Mickey es un aprendiz del Gran Mago, que se siente sometido a trabajos rastreros, tales como llenar un aljibe de agua, mientas el mago crea grandes y espectaculares figuras con el humo que hace salir de su marmita.
En esto que el Mago siente sueño, se va a dormir, pero deja el gorro picudo encima de la mesa. Mickey que lo ve, de repente le viene a la cabeza una idea increíble. Qué pasaría si, una vez quedándose solo, toma el gorro del mago, se lo pone y, como tiene poderes mágicos, le da las órdenes oportunas a la escoba que usa para barrer, para que le haga el trabajo de acarrear agua.
Así que cae en la tentación, se pone el gorro y dicho y hecho, hace la magia necesaria para sacarle dos brazos a la escoba, y le ordena que vaya a tomar agua de la fuente, llene los cubos y los lleve hasta el aljibe, para llenarlo… y así, una vez llenado, podrá dormir plácidamente toda la noche.
Pero en esto que mientras está cómodamente sentado en el sillón y la escoba llenando, transportando y vertiendo el agua en el aljibe, Mickey se queda dormido y se produce el desastre. La escoba no para de llenar agua, mientras nuestro héroe cae en un profundo sueño que le hace imaginarse el mago más poderoso del mundo, dominando toda la naturaleza, el cielo, la tierra y el mar, tratando a los elementos como un gran ballet, un gran cortejo escénico, dominador de los océanos y de las tormentas a su voluntad.
Peeero…, el agua que hace horas ha rebosado el aljibe, porque la escoba no para de llenarlo con agua, cubre el piso y alcanza el sillón donde duerme Mickey, hasta que vuelca y le hace caer al agua.
La expresión de horror del ratoncillo travieso es increíble. Y a partir de aquí, la debacle. Trata de parar a la escoba, pero esta no le obedece. Rompe la escoba en trocitos con un hacha y de momento, pero tras unos pocos instantes de silencio, cada astilla de la escoba muerta se transforma en una nueva escoba programada para transportar agua. El final catastrófico es previsible. Todo se inunda. El caos llega al paroxismo, se forman vórtices de agua que pronostican un final dramático.
Pero en esto que, soliviantado por todo el estruendo, aparece el Gran Mago, el cual, con gesto indignado, hace callar a las aguas y las devuelve a sus lugares de origen.
Todo queda en calma.
Nuestro personajillo, absolutamente avergonzado, trata de humillarse ante el Mago; le devuelve el gorro mágico, le devuelve la escoba, toma los dos cubos de agua y casi de puntillas para no armar ni una sola nota de ruido trata de volver a su tarea.
El Mago le mira entre enfadado y con gesto de oculta misericordia, terminando el incidente con un escobazo en el culo del ratón, que le hace salir pitando de la estancia.
Pero en esto que, soliviantado por todo el estruendo, aparece el Gran Mago, el cual, con gesto indignado, hace callar a las aguas y las devuelve a sus lugares de origen.
Todo queda en calma.
Nuestro personajillo, absolutamente avergonzado, trata de humillarse ante el Mago; le devuelve el gorro mágico, le devuelve la escoba, toma los dos cubos de agua y casi de puntillas para no armar ni una sola nota de ruido trata de volver a su tarea.
El Mago le mira entre enfadado y con gesto de oculta misericordia, terminando el incidente con un escobazo en el culo del ratón, que le hace salir pitando de la estancia.
El aprendiz de dios
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero esta es de esas oportunidades donde reventaría si no te hiciese, querido amigo, una comparación absolutamente magistral entre Mickey y tú, o yo, o cualquiera de nosotros, de los seres humanos que en el mundo han sido.
¿Qué pasa si asociamos los trabajos de Micky con nuestros trabajos normales en este mundo, y el gorro del Gran Mago, con la puñetera manzana del árbol de la vida del Paraíso terrenal?
¿Qué pasa si a la tentación de la serpiente a Eva, le asociamos la sugerente idea de Micky de calzarse el gorro del Gran Mago, para jugar a ser brujo?
¿Qué pasa si asociamos el devenir de la Historia del género humano, con el progresivo desastre en que la hemos convertido, a base de embarcarnos en empresas de ambición, en ensoñaciones de grandeza, “dominarás la Tierra”, que se dice?
Hasta que la Tierra está empezando a pasar por encima de nosotros, como una apisonadora, como la legión de escobas que convirtieron el tranquilo taller de experimentos del Gran Mago, en un indescriptible caos acuático.
Hemos tratado de ser aprendices de dios, cuando el Plan de Dios era en de que nosotros fuéramos su misma esencia adornada de su Voluntad, lo que los estúpidos humanos hemos interpretados con servilismo. Dios pretendía actuar en el mundo a través nuestra, “amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. Pero nosotros hemos querido ser como Él, pero por nuestros medios, haciendo uso de falsos embrujos y sortilegios que han convertido este mundo en un infierno tecnológico, económico, político, social y ético. Y además, medioambiental.
El ensayo de tomar a hurtadillas el gorro del Gran Mago nos ha salido “como el culo”.
Y ahora ¿Qué hará el Gran Mago?
¿Vendrá de lo alto para resolver el desaguisado y mandarnos de un escobazo a seguir con nuestras serviles actividades?
Un buen susto y reprimenda no nos vendría mal, para bajarnos los humos, todo hay que decirlo.
Pero sorprendentemente, lo que ha preferido hacer es llamar suavemente a nuestro corazón, y darnos una “segunda oportunidad”, una segunda venida, preguntándonos… “¿Me dejas un hueco en tu corazón? ¿me dejas nacer en tu pesebre?
No importa que esté sucio. Me conformo con el calor de tus bueyes, en el frio de tu noche.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero esta es de esas oportunidades donde reventaría si no te hiciese, querido amigo, una comparación absolutamente magistral entre Mickey y tú, o yo, o cualquiera de nosotros, de los seres humanos que en el mundo han sido.
¿Qué pasa si asociamos los trabajos de Micky con nuestros trabajos normales en este mundo, y el gorro del Gran Mago, con la puñetera manzana del árbol de la vida del Paraíso terrenal?
¿Qué pasa si a la tentación de la serpiente a Eva, le asociamos la sugerente idea de Micky de calzarse el gorro del Gran Mago, para jugar a ser brujo?
¿Qué pasa si asociamos el devenir de la Historia del género humano, con el progresivo desastre en que la hemos convertido, a base de embarcarnos en empresas de ambición, en ensoñaciones de grandeza, “dominarás la Tierra”, que se dice?
Hasta que la Tierra está empezando a pasar por encima de nosotros, como una apisonadora, como la legión de escobas que convirtieron el tranquilo taller de experimentos del Gran Mago, en un indescriptible caos acuático.
Hemos tratado de ser aprendices de dios, cuando el Plan de Dios era en de que nosotros fuéramos su misma esencia adornada de su Voluntad, lo que los estúpidos humanos hemos interpretados con servilismo. Dios pretendía actuar en el mundo a través nuestra, “amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. Pero nosotros hemos querido ser como Él, pero por nuestros medios, haciendo uso de falsos embrujos y sortilegios que han convertido este mundo en un infierno tecnológico, económico, político, social y ético. Y además, medioambiental.
El ensayo de tomar a hurtadillas el gorro del Gran Mago nos ha salido “como el culo”.
Y ahora ¿Qué hará el Gran Mago?
¿Vendrá de lo alto para resolver el desaguisado y mandarnos de un escobazo a seguir con nuestras serviles actividades?
Un buen susto y reprimenda no nos vendría mal, para bajarnos los humos, todo hay que decirlo.
Pero sorprendentemente, lo que ha preferido hacer es llamar suavemente a nuestro corazón, y darnos una “segunda oportunidad”, una segunda venida, preguntándonos… “¿Me dejas un hueco en tu corazón? ¿me dejas nacer en tu pesebre?
No importa que esté sucio. Me conformo con el calor de tus bueyes, en el frio de tu noche.
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¡Me ha encantado este artículo!
ResponderEliminarGrcias Alfonso, lo utilizaré con mis alumnos, buen paralelismo. Un abrazo