¿Es válida una fe que se basa en unos hechos históricos que, de demostrarse que no fueron tales, quedaría sin soporte argumental?
Esto le sucede al cristianismo, y en especial al catolicismo.
De quedar demostrado que las serpientes no hablan, que las manzanas (o los higos) son una fruta saludable, que a Jonás ni a ningún ser humano le pudo haber tragado un pez y ser vomitado vivo tres días después, que las aguas del Mar Rojo no se abrieron ante los pies de los israelitas, que el sol no se paró a la orden de Josué, que la Virgen no fue virgen, o que Jesús tras su muerte no resucitó físicamente, o que acaso que ni siquiera hizo lo que hizo, o dijo lo que dicen que dijo… ¿Todo se vendría abajo?
El empeño durante milenios que ha tenido la Iglesia de que los creyentes no accedieran a las Sagradas escrituras, sino a través de la interpretación de los curas, o que al estudiar la asignatura de religión, sólo se enseñe la católica y no se enseñe ni se hable ni de referencia de que hubo y hay otras religiones, y el permanente empeño de decir que todas las demás son falsa, refleja un miedo cerval por parte de las autoridades religiosas a que algo que no se debe saber, llegue a saberse.
El celo con del Vaticano de guardar documentos secretos… ¿Por qué son secretos?
Secreto, según las leyes de secretos oficiales son aquellos documentos que de salir a la luz atentarían contra la seguridad del Estado. ¿Se puede decir lo mismo de los secretos del Vaticano? ¿Son tan peligrosos para la institución eclesiástica que de conocerse públicamente amenazarían seriamente su supervivencia?
Hay que aferrarse a la fe de la Iglesia, sin cuestionarse nada, y rechazar todas las acechanzas del maligno que sólo piensa en tentar nuestra fe para que caigamos en la desesperación. Sólo así seremos salvados… finalmente.
Así que el que se cuestione los fundamentos de la fe, está en grave riesgo de condenación.
Esto es lo mismo que decir, “no te salgas del corral que te perderías en la oscuridad”. Porque todo parece indicar que en la existencia, todo es oscuridad, salvo un pequeño corral donde un pequeño o gran rebaño de ovejas están pastoreadas y vigiladas por Jesucristo y sus pastores delegados. El resto, es oscuridad.
¿Por qué todo, salvo las verdes praderas del cristianismo-catolicismo, es oscuridad?
¿Qué broma de Creación es esta donde todos son peligros mortales y sólo un pequeño confinador proporciona algo de seguridad y tranquilidad, siempre que no te cuestiones el por qué de esta situación?
Aproximaciones al misterio de Jesús
He seleccionado dos textos antagónicos sobre Jesús de Nazareth. El primero es católico, y el segundo, digamos “anticatólico”.
Veamos el primero de todos:
087. El “Misterio” de Cristo. Un secreto revelado
http://www.radioclaret.net/varios/pedro_garcia/TEXTO/PDF%20079-104/087%20EL%20MISTERIO%20DE%20CRISTO.pdf
Hay una palabra en el Nuevo Testamento que es casi exclusiva de San Pablo. Es la palabra “Misterio”, empleada especialmente en la carta a los Efesios, en la cual desarrolla lo que él quiere decir con esta palabra tan sugestiva.
Es posible que hoy repitamos cosas ya dichas anteriormente, pero no importa. Tratándose de Jesucristo, siempre resultan nuevas…
¿Y a qué se refiere Pablo?
Empecemos por leer este pasaje célebre, escrito en la prisión de Roma, aunque suprimiendo bastantes palabras para seguir mejor el pensamiento del Apóstol.
“Yo Pablo, el prisionero de Cristo, recibí por una revelación el conocimiento del misterio de Cristo, misterio que en generaciones pasadas no fue dado a conocer a los hombres, como ha sido revelado ahora a sus apóstoles. A mí, el menor de todos los santos, me fue concedida la gracia de anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo, y esclarecer cómo se ha dispensado el misterio escondido desde siglos en Dios, manifestado ahora mediante la Iglesia, conforme al designio eterno realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Ef 3,1-11)
¿Qué quiere decirnos Pablo con palabras tan solemnes?
Quiere enseñarnos una verdad tan grandiosa como las palabras que usa.
“Misterio” no quiere decir algo que no se entiende.
Pablo pretende expresar un “secreto” que Dios se guardaba escondido, sin que lo conociera nadie, para manifestarlo cuando llegara el momento propicio.
Pero, ¿qué era lo que se callaba Dios?
Se trataba de lo que iba a realizar con Cristo, especialmente con Cristo Crucificado.
No convenía que lo supiera nadie, y menos el demonio.
Pero, una vez realizado todo, y Jesús ya resucitado de entre los muertos, Dios lo daba a conocer y quería que su Iglesia lo publicara en el mundo entero.
El “misterio” significaba
-que con Cristo Crucificado se había saldado la deuda contraída por la Humanidad ante Dios con el pecado;
-que con Cristo había vuelto la santidad al mundo;
-que con Cristo podría la humanidad entera ─tanto los judíos como los paganos─ entrar en la Gloria, el verdadero paraíso perdido.
Es interesante seguir el proceso con el que Dios desarrolló su plan, según el pensamiento de Pablo.
Nosotros podemos describirlo de esta manera.
-Dios había creado al hombre en santidad y lo había destinado a la Gloria.
-Pero el hombre, instigado por Satanás, estropeó en el paraíso todo el plan de Dios.
-La humanidad entera con Adán se convertía en pecadora.
-Dios, ofendido, exigía justicia, y el hombre no podía pagar la enorme deuda contraída.
-No había más remedio que una condenación eterna para todos.
-Pero, ¿qué sacaba Dios con ello? Hablando a nuestro modo, Dios tenía que aguantar un fracaso total, y dar a Satanás una victoria completa.
-No podía consentir esto la gloria de Dios, y tampoco lo soportaba su amor.
Entonces, Dios se decidió desde toda la eternidad, cuando previó este su fracaso, y se preguntó: ¿Por qué no salvo al hombre?...
Las Tres divinas Personas ─como el Alto Mando en una guerra─ tuvieron consejo, que debía quedar secreto al enemigo. Y se decidió en estos puntos:
-como el hombre no puede pagar en justicia a Dios, el que pague tiene que ser Dios;
-entonces, el Hijo que se haga hombre, que cargue con el pecado de todos los hombres, y que pague por todos sus hermanos;
-la justicia quedará satisfecha, porque un Dios Hombre, inocente, habrá pagado la enorme deuda del hombre pecador;
-ante tanto amor del Hijo, obediente hasta la muerte de cruz, Dios se rendirá y devolverá al hombre todo lo que había perdido instigado por el demonio;
-el Hijo, el Crucificado, resucitará, porque siendo Dios no puede estar bajo el dominio de la muerte;
-como el Hijo hecho Hombre unirá en Sí a todos los hombres, todos resucitarán después con Él y podrán entrar en la misma Gloria del Hijo.
De este modo,
-Dios, en su justicia, habrá quedado plenamente satisfecho y habrá triunfado su amor.
-El Hijo hecho Hombre será el centro de toda la creación.
-El hombre, salvado, recobrará todos los bienes para los que fue creado.
-Y Satanás quedará burlado con una derrota total.
El plan de Dios se ejecutó en el momento previsto, “cuando llegó la plenitud de los tiempos, y el Hijo se hizo Hombre, nacido de una mujer” (Gal 4,4)
La Mujer, elegida por Dios desde toda la eternidad como segunda Eva, era María. Dios la predestinaba con el mismo decreto con el que determinaba la encarnación de su Hijo.
Pablo, que pensaba todo esto, escribirá orgullosamente ante el triunfo de Dios y de su Cristo:
“Allí donde abundó el delito, sobreabundó la gracia” (Ro 5,20)
Y acabará con un párrafo grandioso escrito a los Efesios:
“Dios les conceda comprender con todos los santos la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que sobrepasa a todo conocimiento, y se llenen de toda la plenitud de Dios” (Ef 3,17-19)
¡Cristo Jesús!
He aquí el mayor secreto de Dios, guardado celosamente desde toda la eternidad, y anunciado y publicado después como la noticia más sensacional y de mayor resonancia.
¿Quién tan conocido como Cristo Jesús? Nadie…
¿Quién más amado como Cristo? Nadie…
¿Quién con más influencia que Cristo en el mundo? Nadie…
El Padre le dijo desde toda la eternidad: -Hijo mío, vete y salva al mundo.
El Espíritu Santo, lo tomó por su cuenta: -Yo lo haré Hombre nacido de una Mujer.
El Hijo respondió: -¡Aquí estoy!…
Este es el drama ideado y realizado por Dios.
Y los hombres, los grandes beneficiarios, nos limitamos a decir: -¡Gracias, Señor Dios nuestro! ¡Qué bien sabes hacer las cosas!...
Tenemos pues un Dios súper cabreado con el género humano, con todo ser que nace de mujer, por el simple hecho de nacer, que es culpable del fuego eterno, y que sólo una inmolación del mismo Dios encarnado es capaz de solucionar.
Veamos el segundo:
Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana
http://es.wikipedia.org/wiki/Los_misterios_de_Jes%C3%BAs._El_origen_oculto_de_la_religi%C3%B3n_cristiana
Este es un libro de Timothy Freke y Peter Gandy publicado en 1999. El libro plantea la hipótesis de que Jesús de Nazaret no existió realmente, sino que fue un mito de origen judío, al modo de Dioniso en la mitología griega.
Freke y Gandy basan la tesis de los Misterios de Jesús en parte en una serie de paralelismos entre la biografía de Osiris-Dioniso y la biografía de Jesús deducida de los cuatro evangelios canónicos. La reconstrucción del mito de Osiris-Dioniso, compilado de los mitos antiguos de muerte y resurrección de los "Hombres de Dios" llevan un parecido llamativo a los relatos del evangelio. Los autores dan una corta lista de paralelismos en el principio del libro:
· Osiris-Dioniso es Dios que se hizo carne, el salvador y "el Hijo de Dios."
· Su padre es Dios y su madre es una virgen mortal.
· Nace en una cueva o el retablo humilde el 25 de diciembre delante de tres pastores.
· Ofrece a sus seguidores la oportunidad de nacer de nuevo por los ritos del bautismo.
· Convierte milagrosamente el agua en el vino en una boda.
· Entra triunfalmente al pueblo montado en un asno mientras las personas ondean las hojas de palmera para honrarlo.
· Muere en Pascua como un sacrificio para los pecados del mundo.
· Después de su muerte, desciende al infierno, entonces en el tercer día, sube desde la muerte y asciende al cielo en la gloria.
· Sus seguidores esperan su retorno como el juez durante los Últimos Días.
· Su muerte y resurrección son famosas por una comida ritual de pan y vino que simbolizan su cuerpo y sangre. [1]
Después los capítulos agregan más paralelos. Según Los Misterios de Jesús, la Cristiandad originada como una versión de judaizada de los misterios de las religiones paganas. Los judíos helenizados escribieron una versión del mito del "Hombre Dios" que incorpora los elementos judíos. Los iniciados aprendieron el mito y sus significados alegóricos a través de los Misterios Exteriores e Interiores (un modelo similar de Misterios Mayores y Menores, eran parte de los misterios paganos de Eleusis; el mitraísmo fue estructurado alrededor de siete iniciaciones). En algún punto, los grupos de cristianos que había experimentado sólo los Misterios Exteriores fueron separados de los Mayores de la religión y se olvidaron que hubo una segunda iniciación. Después, cuando ellos encontraron grupos que habían retenido los Misterios Internos, los "cristianos literalistas" atacaron a los "gnósticos" por clamar que los literalistas vieron como falso conocimiento y falsa iniciación. Los literalistas ganaron, casi exterminando a los gnósticos y llegando a ser la Iglesia Católica y sus descendientes modernos.
Ambas posturas son extremos situados literalmente en las antípodas de la Galaxia. El primero se basa en cómo arreglar el desaguisado provocado por una serpiente que hablaba y engañó a dos pardillos, casualmente los primeros dos seres humanos sobre la tierra, y la segunda una visión que pone en duda la veracidad de la primera mediante un argumento que hace pensar: la mitología judeo-cristiana es copia literal de otras mitologías muy anteriores que se basan en los mismos supuestos y en los mismos hechos históricos.
Siendo como soy de ascendencia católica, me duele reconocer que para un espectador imparcial, la primera explicación más parece una fábula infantil, y la segunda una explicación bastante plausible.
Me imagino que ante el conocimiento que tenga la Iglesia jerárquica del libro de Freke y Gandy, su reacción será la callada por respuesta, y si alguien pregunta, sólo queda desprestigiar a los autores, tachándoles de servidores del maligno. Pero desde luego, salvo para aquellos que no quieran pensar, la sombra de la duda queda formalmente establecida al comprobar tan manifiestos paralelismos entre la vida de los diferentes enviados divinos al mundo. Todos nacen de una virgen, todos el 25 de diciembre, todos son reverenciados en la cueva o pesebre por tres reyes, todos reciben el bautismo de agua, todos hacen milagros, todos mueren en el equinoccio de primavera (cuando el día vence a la noche, al iniciarse los días de creciente luz respecto de la noche menguante), todos resucitan, todos utilizan el símbolo del pan y vino como sacramento del cuerpo y la sangre. Osiris, Mitra, Krisna, Dionisos. Y todos miles o cientos de años anteriores al Cristo.
Todos Cristos, todos Ungidos por Dios. Todos salvadores, todos redentores.
¿Qué pasa cuando la gente empieza a descubrir, no sin asombro, que las serpientes no hablan, y que los niños no vienen de París? Sencillamente, que uno empieza a darse cuenta de que se ha sostenido una fe basada en la inocencia (o más bien incultura) de las gentes sencillas. Cuando esta época empieza a superarse en el Renacimiento, estallan los cismas, las rebeliones, la lucha titánica entre razón y fe, una razón que comprende perfectamente las tesis de Freke y Gandy y descubre una fe tan sincera como ingenua (como calificaba el poeta musulmán Abul-Ala-al-Maari a la fe de los frany los cruzados).
Fritjof Capra en su libro el Tao de la Física comenta cómo las religiones o filosofías orientales son eminentemente místicas, y cómo las occidentales son eminentemente doctrinales. En el primero de los casos, se trata de experimentar a Dios, en el segundo se trata de aceptar dogmas y creencias. Por esta razón las orientales no tienen estructura religiosa institucionalizada, sino gurús, hombres santos, líderes espirituales reconocidos por la gente (por auctóritas), mientras que las occidentales tienen una jerarquía rígida, totalmente masculina y a penas líderes espirituales por auctóritas (reconocidos espontáneamente por la gente), sino los impuestos por potestas por la curia.
Yo creo, sinceramente que la Iglesia tiene un gran problema, en el que se ha metido ella solita, y del que no puede retrotraerse, así sus altos mandatarios reconozcan ya y por fin, que su doctrina es pura mitología. Está prisionera de sus dogmas; unos dogmas que han ocultado casi completamente la figura de Jesús de Nazareth.
En mi caminar por este mundo me han sucedido dos cosas fundamentales, la primera, nunca he visto con buenos ojos a la curia, a los purpurados, me han parecido una panda de políticos, pura cizaña en medio del trigo, salvo excepciones. La segunda, siempre me ha atraído la figura de Jesús de Nazareth, mientras que la de Jesucristo nuestro Señor amén, me ha parecido algo parecido a un artefacto religioso. Nunca hasta ahora he sabido muy bien por qué. He tratado de que no fuera así, pero no he podido evitarlo.
Ahora empiezo a darme cuenta de algo fundamental. Jesús de Nazareth es realmente la figura esencial de nuestra fe. Nuestro Señor Jesucristo, amén, es el icono creado por el cristianismo, y más concretamente por el catolicismo.
Freke y Gandy dudan de que Cristo haya existido, porque así mismo dudan de la veracidad de la referencia que de él hace Flavio Josefo. Me da la sensación de que las escasas referencias históricas a Jesús de Nazareth, salvo los evangelios, indican realmente que Jesús no fue en vida un personaje relevante. Fue el hijo de un pobre carpintero y de una mujer que enviudó relativamente pronto, pobre de solemnidad. Cierto es que durante su vida pública la lió parda, aunque en órdenes de magnitud, sus seguidores en las minúsculas aldeas de Galilea no debieron superar unos cuantos cientos, y los milagros que referencian los evangelios, a saber hasta qué punto lo fueron, y sólo si fueron algo que quisieron creer y narrar sus escasos seguidores. Además, Jesús de Nazareth, en una época especialmente deseosa de un mesías que liberara a los judíos del yugo romano, no fue el único que vivió y predicó en Israel. Juan el Bautista, Apolonio de Tiana, Simón el Mago, Juan de Gamala. Muchos de estos eran rebeldes que fueron crucificados por los romanos por alborotadores. Jesús resultó ser uno más de los supuestos libertadores, o la gente quería ver en él a uno de ellos, o al Libertador anunciado por las Escrituras. Así que finalmente, el incidente de los mercaderes del templo colmó la paciencia de unas autoridades ya de por sí nerviosas con el tal Jesús, y lo crucificaron, como crucificaron a otros cientos de rebeldes y alborotadores del status quo establecido.
Así las cosas, tampoco es tan raro que los historiadores no repararan en la figura de un santón más de los muchos que hubo en esa época. Con todo, Flavio Josefo lo menciona una sola vez.
Luego de Jesús, la historia judía sigue alborotada con la rebelión de los Esenios, el ataque a Roma en el año 70, para seis meses después responder Roma con una aplastante represalia que terminó con la historia judía en territorio palestino y originó la definitiva la diáspora. Se acabó el mesianismo nacionalista. Pero quedó el espiritual, siendo entonces donde arrancó realmente la leyenda de Jesús, el Cristo.
Realmente, la figura de Jesús está tan enredada en conflictos políticos y religiosos, y sólo el puñado de seguidores encabezados por Pablo y Pedro, supieron captar tenuemente el significado de este personaje brutalmente zarandeado por los huracanes de la Historia. Y sus seguidores siguen o seguimos, tras dos mil años preguntándose, preguntándonos quién fue realmente Jesús de Nazareth y por qué seguimos creyendo en él.
Si realmente Jesús fue la encarnación de Dios, como pudieron serlo Mitra, Dionisos, Osiris, Krisna, Buda, etc. nuestra fe en Él no puede estar basada en hechos históricos de dudosa credibilidad. Eso da igual. Todo depende del foco con el que miremos la Historia.
Si la vemos con el foco puesto en los pocos miles de kilómetros cuadrados de Palestina, todo lo descrito nos llena de confusión, y casi que tira por tierra los fundamentos de nuestra fe. Es un chasco descubrir que antes de Jesús hubo otros personajes de los que se narran las mismas historias sobre su nacimiento, vida, obras, muerte y resurrección; y si alguien copió de alguien, fue Jesús de los anteriores, y no al revés. Pero la Iglesia toma a los anteriores como puras fantasías, y siendo la historia de Jesús la única verdadera.
Si la vemos con el foco puesto en el tercer planeta del Sistema Solar, una estrella de los cien mil millones de estrellas que pueblan la Galaxia, las cosas se ven necesariamente de un modo radicalmente distinto. Es saltar de una visión de tres potencias de diez (103) a un Universo de 42 potencias de diez (1042).
Cuando se aborda la existencia en términos de 42 potencias de diez, en términos de los confines del Universo, como diría Capra en su libro antes mencionado, la Física y el Tao se unen para constituir un todo, la no dualidad. En este contexto no caben serpientes que hablan ni torpes pardillos que se comen una manzana pecadora, ni un dios obligado a reparar el desaguisado que se organizó con todo aquello, ni todo lo demás. La cuestión adquiere una profundidad infinita respecto de las explicaciones doctrinales del catolicismo. Y la figura de Jesús elaborada como respuesta a un mesianismo tardo judío, queda desvanecida, para transfigurarse en Aquello, no inefable, lo que el hombre es incapaz de comprender, lo que se oculta en lo más íntimo de las moradas del Castillo interior. Se trasforma de un concepto doctrinal a una realidad mística, donde el ser humano se enfrenta cara a cara con Dios y ha de entrar por la senda de la vida mística, de la vida interior, si quiere encontrarle sentido a todo esto.
Realmente no sabría decir si Jesús es el Cristo preconizado por la Iglesia. Tampoco tengo ninguna dificultad en aceptarlo, y tampoco me quita el sueño lo contrario, siempre que su mesianismo no se deba a una serpiente que habló a una tonta del bote que se dejó engañar y se zampó la pecaminosa manzana. Pero lo que sí sé es que la Realidad de Jesús de Nazareth trasciende los dogmas y doctrinas de una religión, para ser necesariamente Patrimonio de toda la Humanidad y un tesoro que sólo se puede encontrar en lo más profundo de nuestro ser y a través de la mirada de nuestros hermanos los seres humanos La Verdad es infinitamente más profunda que todo el imaginarium dogmático de la Iglesia, aunque admito, que Dios ha tenido a bien utilizar este planteamiento doctrinal para pastorear a las gentes sencillas, lo que ha sido necesario para no descontinuar la traza de la Historia. La Iglesia ha hecho su labor.
Puede que el paso a la era de Aquario suponga el salto a una cuarta dimensión, a un nuevo estado de conciencia donde todas estas disquisiciones queden en agua pasada. Pero ese salto siempre es opcional.
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