Bienvenida

Hola, amig@.
Este es un blog dedicado a los caminos del ser humano hacia Dios. Soy cristiano, pero no pretendo dar una visión exclusivamente cristiana de estos temas.
Tampoco, y esto es muy importante, deseo que nadie tome lo que escribo como temas doctrinales. No imparto cátedra, líbreme Dios de algo que sólo está adjudicado a los sabios doctores con autoridad para impartir doctrina.
Lo mío es mi experiencia de vida y pensamiento, y lógicamente, puedo estar equivocado.
Dicho esto, y sin intención de cambiarle los esquemas a nadie, la pregunta que debes hacerte si quieres encontrar algo interesante en este blog es la siguiente:
"Si tengo y siento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
"Si no tengo o no experimento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
Si esta declaración va contigo, entonces, bienvenido seas.
Si no te dice nada, échale no obstante un vistazo; mal no creo que te haga, aunque sí puede que te haga rascarte la cabeza y plantearte cuestiones acaso "religiosamente incorrectas". Sobre todo ve a la entrada 19.- sitúate en el umbral
En cualquier caso, que la Paz esté contigo.
El título de blog "Todos los santos de Dios", afirma un convencimiento personal de que "todos los santos de Dios son todas aquellas personas de buena voluntad y sincero corazón, para los que Dios tiene sentido en su vida, aunque sean pecadores, aunque caigan una y otra vez, aunque incluso sean "ovejas perdidas de Dios", pero sienten algo dentro de sí que no saben lo que es, pero buscan el Camino de Regreso a Casa, con independencia de raza, nación y religión que pudieran profesar. Incluso aunque digan no creer. Si aman, y creen en la verdad, con todos sus defectos, forman la gran comunidad de Todos los Santos de Dios. Una Comunidad para los que Jesús de Nazareth vivió, murió y resucitó, aunque ni lo sepan, e incluso, ni lo crean.
Ya empezamos mal, desde el punto de vista doctrinal católico, pero no creo que esto a Dios le importe demasiado.

Si es la primera vez que entras, abre primero de todo la página "¿Quienes somos?, creo que te sorprenderás.
Luego consulta la página "Presentación del blog"
Y para navegar por las entradas de la página principal, vete mejos a la página "Índice", porque así encontrarás las entradas por orden de incorporación al blog.

Si, por otro lado, te interesa el pensamiento sistémico, te invito a que pases también a ver mi nuevo blog "HORIZONTE TEMPORAL", una visión sistémica del mundo para imaginar algo más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos.
Va de temas de aquí abajo, y de cómo plantearnos una forma holística de comprender los problemas que nos abruman en este mundo.

Correspondencia: alfonsoypaloma@gmail.com

Presentación del Blog

Este blog denominado "Todos los santos de Dios", tiene como URL  "sendasdevidainterior.blogspot". La razón es debido a que un santo de Dios es aquel que recorre las sendas de la vida interior, las que conducen directamente hacia Dios.

Y este, "Sendas de vida interior" es el título de un libro que escribí hace tres años, en 2009, que registré, y que antes de tratar de publicarlo, se lo di a leer a varios amigos míos sacerdotes católicos, para recoger su opinión.

No me denunciaron ante la Inquisición, pero tampoco le hicieron ni piñetero caso. Simplemente ignoraron lo que en el libro estaba escrito. Esto me demostró que a la clase sacerdotal católica, estos temas, o no les interesan, o simplemente lo consideran peligroso, y lo miran con recelo, porque les quita autoridad. Suelen calificar estos planteamientos de "gnosticismo", que es una forma de desprestigiarlos y advertir a los fieles que constituyen "terreno peligroso". Lo de los "...ismos", siempre me ha reventado, pues lo único que hace es encorsetar, encasillar, levantar barreras entre los "...istas" y "no... istas". Los "..anos" y los "no anos", los "...ologos" y los no "ologos"

La historia ha demostrado que hay dos formas de caminar hacia Dios, por la vía directa, de la relación personal del ser humano con Él, (léase el capítulo 6 del Evangelio de Mateo), o mediante un tercero interpuesto, es decir, el sacerdote, que es de quien recibes a Dios por la comunión, y su perdón, mediante la confesión de los pecados. Todo lo que sea apuntar otros caminos, sencillamente no les gusta. Lo que no significa que yo tenga nada contra ellos, ni contra los sacramentos católicos; de hecho yo soy cristiano católico, celebro la Eucaristía y me confieso periódicamente y vengo participando de la Comunidad católica toda mi vida, y estoy comprometido con ella, y me siento agusto con ella, es mi casa, es la fe que me trasmitieron mis padres, y esto es muy importante.

Pero la cuestión que yo planteo en este blog va mucho más allá de la mera práctica de una religión, tal y como tradicionalmente se las conocen.

Con una visión más allá del horizonte que te impone la diócesis, y visto lo visto, me decidí a crear este blog, para exponer todo este planteamiento de una forma abierta, libre, y que lo lea o consulte quien la Providencia estime oportuno. 

Es blog tiene páginas, de las que todas contienen textos fijos, excepto la "Página principal", que contiene "entradas", que van aumentando en número poco a poco.

La base de pensamiento del blog está en las páginas "Sendas de vida interior: 1-Fit homo", 2-Fiat lux y 3-Fiat voluntas tua, que conforman el grueso del libro que escribí "sendas de vida interior".

Luego están las páginas que contienen resúmenes de libros que considero esenciales para la comprensión de lo que se ha denominado "Filosofía perenne".

"Filosofía perenne" de Aldous Huxley.

"Contemplación" de Consuelo Martín.

"Las moradas del castillo interior" de Santa Teresa de Jesús.

"Noche oscura" de San Juan de la Cruz.

"Tao te king" de Lao Tse.

"Te doy mi vida entera" reflexión sobre el amor entre un hombre y una mujer.

"Os doy mi vida entera" reflexión sobre el amor a los demás.

"Camino de Santiago" meditación sobre la ruta jacobea, vista desde la Vida Interior.

El contenido de las entradas de la página principal, en un porcentaje significativo de ellas está extraido de los capítulos del libro "Sendas de vida interior", de modo que no te extrañe ver contenidos "copiados" de uno a otra.

 

Lo que viene a continuación es a modo de presentación,lo que son las "Sendas de la Vida Interior". Es la presentación del libro que escribí y que jamás publiqué.




Presentación de las sendas de vida interior


Sitúate...

En una noche oscura, quedando ya tu alma sosegada, sintiendo la hermosura, con la mente callada, de la infinita bóveda estrellada; bañándote en la luz de las estrellas, con todo tu ser abierto al infinito; si percibes un estremecimiento... ante la inmensidad total que te rodea, al tomar conciencia de lo poco que tu ser y tu esencia constituyen, ante el gran Universo que te cubre, y un escalofrío recorre tu piel, y las lágrimas brotan de tus ojos extasiados al contemplar tanta belleza, lo creas o no, estás sintiendo en ese momento, en ese instante eterno, el abrazo de Dios.

Él es mucho más que todo. Es tanto, que la mente resulta ser un estorbo para poder experimentar su presencia. Ante tanta inmensidad, el alma sólo puede decir “Amén”, y callar, hacer silencio, y dejarse amar por la “Clara Luz en el vacío de la noche”. Es Todo y lo demás, todo lo que existe, es nada.

Cuando esto sucede, cuando te sientes inundado de tanta belleza, abres los ojos y no ves nada, porque nada existe que no sea Él; porque no ves nada que no sea Él. L las criaturas agachan la cabeza, y dando un paso atrás, dejan que Su Presencia se haga evidente en ti y en todo lo que te rodea; y tus ojos sólo ven el esplendor de una Luz ante la que el Sol queda totalmente eclipsado. Si has experimentado “eso”, has experimentado a Dios dentro de ti.

Si alguna vez has vivido algo así, aunque haya sido por un instante y casi ya ni te acuerdes, porque los asuntos de la vida cotidiana te absorben totalmente; si alguna vez sentiste algo así, te lo aseguro, experimentaste a Dios.

Y si experimentaste a Dios, aunque sólo fuera un instante, abriste los ojos a tu Vida Interior, y pudiste contemplar el camino hacia tu plenitud.

Amigo, te presento este libro, fruto de décadas de reflexión, meditación y caminar en la vida espiritual, personalmente y en pareja (llámese a esto espiritualidad matrimonial). Es el destilado de las diferentes fases por las que he pasado en mi Vida Interior hasta la fecha, entre vivencias personales,  haber leído mucho y  la participación activa en movimientos y grupos orientados a la vida de fe y a la meditación. Todo ello me ha ido forjando una forma de pensar y de ver y vivir la vida de fe que es capaz de admitir y aceptar posturas y formas de afrontar la vida sencillamente distintas a las convencionales, como caminos alternativos e igualmente válidos para llegar a la plenitud del Ser.

Lo que me ha motivado a escribir este libro arranca de dos ideas que me han perseguido durante toda mi vida. La primera es, aceptando la existencia de  Dios , el hecho de que sólo puede haber una fe Universal, un solo camino que nos conduzca desde nuestra humana realidad hasta la Divina realidad. O otra cosa es cómo nos lo montamos los humanos para sustanciar ese camino, mediante el diseño de sistemas religiosos, acordes con cada cultura, idiosincrasia y tradición. La segunda, es consecuencia de que la primera sea cierta; tiene que existir un factor común que unifique lo que aparentemente es un mogollón de religiones, cada cual de un origen diferente. Sería algo así como exponer la “Teoría de la Gran Unificación” (aquella que unificaría las cuatro fuerzas físicas fundamentales), pero en el mundo religioso, aquello que permite extraer de todas ellas, la esencia que las une, olvidándonos de todo aquello que las separa, y ha convertido este mundo en un mundo separado por un mismo Dios. Esto no es sincretismo, que sí lo sería si pretendiéramos hacer un pastiche de creencias y dogmas entre todas, lo que carecería de todo valor. Y de no ser cierta la primera, si Dios fuera una quimera elaborada por los hombres, entonces “la vida sería una broma de mal gusto”.

Este texto no es por tanto doctrinal, porque ello supondría alinearme con una religión en concreto, lo que no es mi intención ahora, aunque yo sea cristiano. Este es un texto vivencial, de la experiencia del encuentro con Dios, de un anónimo hombre de la calle, contada a anónimos hombres y mujeres de la calle, desde una perspectiva suficientemente abierta como para comprender que el Reino de los Cielos no es una exclusiva de ninguna religión en concreto, sino patrimonio de toda la Humanidad, sin excepción, donde la llave que abre la puerta es el amor que hayamos derramado en los demás.

Lejos de mí, la necia idea de meterme en vericuetos doctrinales sólo aptos para letrados y doctos en la materia, primero porque no estoy formado académicamente ni autorizado para impartir doctrina, ni tengo ninguna intención de hacerlo; segundo porque me metería en un barrizal doctrinal que desvirtuaría la razón de haber escrito este libro, y además, en el que no tengo ninguna gana de entrar, porque saldría mal parado, porque meterme en temas de doctrina con los grandes doctores de la Iglesia sería como meterme en el laberinto del Fauno, ellos siempre tienen razón, cuando la cosa no va de razones, sino de experiencia de vida. Y tercero porque este libro va especialmente dirigido por una parte a las almas perdidas y desorientadas, a “las ovejas perdidas de Dios”; y por otra a “todos los santos de Dios”, que no son, los unos y los otros, sino las personas de buena voluntad y sincero corazón, con independencia de su filiación religiosa, en su caso, o de su escepticismo en materia de fe, que buscan algo y no saben lo que es, que viven inquietos en su corazón y que la oferta de soluciones tradicionales, o no les convencen, las han rechazado, o acaso quisieran no rechazarlas pero algo les repele, o simplemente están resignadas a que esto es lo que hay, pero desearían que hubiera algo más de lo que en este mundo pueden encontrar.

En concreto, va dirigido para ti, si al leer la idea fundamental escrita al principio de esta presentación:

Si experimentas y sientes a Dios en tu vida, lo demás carece de importancia.

Si no experimentas y no sientes a Dios en tu vida, lo demás carece de importancia.

…, te cuestionas si en ti, esta idea puede tener interés o algún sentido y significado.

Lo que me mueve a escribir no es la necedad de ponerme a la altura de los sabios de este mundo, o de los grandes filósofos; considero que esto es tan ridículo como inútil, sino expresar desde el otro lado (desde lo que habitualmente se denomina gente de la calle, la feligresía), las vivencias de nuestra torpe aproximación a Dios, desde cualquiera de los puntos cardinales, con independencia de la fe que profesemos cada cual; incluso, con independencia de nuestras dudas al respecto.

Realmente, sí que existe una teoría de la Gran Unificación en la vida religiosa del ser humano. Se fundamenta en tres pilares: la fe, la esperanza y el amor; el común de todas las grandes religiones. El único requisito para descubrirla es saber tomar la suficiente perspectiva humana y espiritual como para poder  ver las artificiales fronteras que cada religión ha establecido en torno a sí para diferenciarse de las demás.

Donde todas las religiones cuyo fin es el encuentro del hombre con Dios, se dan la mano, es en el amor a los demás (la caridad), la aspiración a una vida trascendente (la esperanza) y la presencia de la Divina realidad en nuestras vidas (la fe)[i]. Pero los elementos de divergencia son los que se plantean cuando se quieren establecer los diferentes dogmas de cada religión, o lo que la gente entiende como dogmas, que siempre han sido y serán un motivo de conflicto entre los pueblos de la Tierra.

Por eso, enfocándonos en todo aquello que nos une a todos los seres humanos, y olvidándonos de todo lo que nos separa, el amor a los demás se expresa en todas ellas, en lo que se ha dado en llamar, “la Regla de Oro que es enunciada por todas ellas de un modo sorprendente similar[ii]:

Budismo: “No hagas daño a los demás con lo que te hace sufrir. Lleno de amor por todas las cosas del mundo, practicante de la virtud para beneficiar a los demás, así es el hombre feliz. No juzgues a tu prójimo”.

Cristianismo: “No juzgues y no serás juzgado. Trata siempre a los demás como te gustaría que te tratasen a ti: esa es la ley y la palabra de los profetas. El umbral que da a la vida es pequeño y estrecho.”  (Mt 7, 1-12)

Hinduismo: “Esta es la suma de toda la rectitud: trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. No le hagas a tu prójimo algo que no te gustaría que él te hiciera a ti. El ser humano consigue una auténtica norma de conducta si ve a su prójimo como si fuera el mismo.”

Islamismo: “Hazles a todos los seres humanos lo que te gustaría que te hicieran a ti; rechaza para los demás lo que rechazarías para ti”.

Judaísmo: “Lo que a ti te hace daño no se lo hagas al prójimo. Esa es la base de la Torá y lo demás no son más que observaciones. No juzgues a tu prójimo hasta que te encuentres en su lugar.

Todos los credos admiten que las personas aún llenas de buenas intenciones, deben luchar contra el mal, el pecado y la ignorancia.

La forma, la vía de alcanzar la plenitud de esa “Regla de oro” es el encuentro del hombre con Dios. Todas las religiones ofrecen formas, métodos, caminos por los cuales la gente puede vivir experiencias tan profunda que a menudo se las describe como de "otro mundo". Son experiencias de Vida Interior, de éxtasis, sabiduría, amor, unión con Dios. La experiencia mística es difícil de describir con palabras porque parece alejada de todo lo que nos es conocido en nuestro mundo. Todas las experiencias místicas se corresponden en esencia con un mismo patrón cualquiera sea la religión que las origine, pero al ser unas vivencias claramente subjetivas, es bastante difícil encorsetarlas sobre la base de un único patrón de experiencias. Por ejemplo, puede ser que en algunos casos se enfatice la relación con el prójimo y en otros, el desapego por la realidad. La diversidad está presente también en la base de la mística porque cada religión tiene un sistema de creencias y valores que le da una estructura diferente. Esto hace que parezcan distintas, pero sólo es en lo que se manifiesta externamente, no en el proceso interno del ser humano en su relación con Dios. Ese patrón interno es lo que tratan de explicar la Filosofía perenne y la Mística.

Estas son dos fuentes muy cercanas entre sí. Por un lado, la Filosofía perenne[iii] es término acuñado por el filósofo Gottfried Leibniz como concepto metafísico que aborda el reconocimiento de la Divina Realidad en las vidas, en las mentes y en el mundo. Por otro lado, la Mística[iv], es la base de experiencias espirituales expresadas por muchos santos de Dios a lo largo de la Historia, desde diferentes religiones, y donde describen la experiencia personal de su camino hacia Dios, o más genéricamente, a la Divina realidad. La Filosofía perenne como fundamento teórico filosófico, y la Mística como expresión vivencial, constituyen, en mi experiencia personal, el punto de convergencia de todas las religiones del mundo, que buscan a Dios, a la Divinidad desde la intimidad del Yo profundo. Esto no es un ejercicio de sincretismo religioso, aunque alguno con ánimo de bronca lo vea así, sino un sincero deseo de que, mucho más allá de las peleas doctrinales que han mantenido al mundo dividido por un mismo Dios hecho jirones por los hombres, vaciados nuestros templos interiores de todo lo superfluo, los humanos comprendamos que el camino hacia Él es Universal, respetando eso sí, nuestros orígenes y nuestras particulares formas de expresar nuestro amor a Dios y a los demás a través de la vida de fe.

El término “Divina realidad” es una idea vaga, poco definida, que intenta ser un factor común entre el “Aquello” trascendente e inmanente que entienden las diferentes religiones y sistemas de pensamiento como Ser supremo. Para los cristianos, judíos y para el Islam, es sinónimo de “Dios”, “Yaveh” o “Alá”. Pero para Oriente es algo más sutil, menos concreto, es el “Tao”, el “Nirvana”, “Brahman” pero igualmente real.

De todos los expositores de la Filosofía perenne, para mí como cristiano, el máximo exponente, sin subestimar a ningún otro, es Jesús de Nazareth. Jesús, el hijo de María, el Avatar de Dios, Dios encarnado que se manifiesta a los hombres, expone el camino, la verdad y la vida, y lo demuestra con su vida. Dice demasiadas cosas como para que sus seguidores las entiendan. Sus discípulos, hemos necesitado los dos mil años que nos separan del Jesús histórico, para comprender qué nos quiso decir, si es que de verdad hemos llegado a comprenderle completamente. Partiendo de sus enseñanzas, así como de otros grandes maestros que en el mundo han sido, todo este libro está orientado hacia la vida mística, punto de encuentro universal, en el que han convergido los grandes maestros. Es decir, no quiero referirme ni aludir a los fundadores de una religión, como tales fundadores, con sus normas, doctrinas y dogmas, sino como expositores de la Vida Interior.

La mística cristiana habla de las tres vías de la Vida Interior, la purgativa, la iluminativa  y la unitiva. Esto es una forma de denominar a la ascética, la iluminación y la contemplación, sendero universal, que cada pueblo, etnia y religión adapta a su propia idiosincrasia, pero que en cualquier caso, conduce al mismo y único destino del ser humano, la Divina Realidad, la llamen como la llamen, y le pongan los hábitos y túnicas que le pongan. Hablamos de la Vía Directa, o de las sendas de la Vida Interior.

Él se llama al gusto de cada uno. Uno sólo existe, que los sabios llaman con diferentes nombres. (Viejo proverbio Veda)

El camino de regreso a Casa, que está definido en el título del libro, es la “senda de la Vida Interior”. Simplemente eso. Y ahora viene algo fundamental para entender todo el libro. ¿Qué es la Vida Interior?

Primero de todo, “Vida Interior” no es “vida privada”. No es, “yo y mis pensamientos” que no comparto con nadie, porque a nadie le importa determinadas cosas de mí, y que están protegidas por la Ley Orgánica de Protección de Datos de carácter personal. Tampoco es el conjunto de ensoñaciones que uno se pueda imaginar cuando se emociona ante una “experiencia religiosa” al límite de lo sentido como sublime.

La Vida Interior es algo que está más allá de las cosas de este mundo.

La Vida Interior es tu propia vida, tu más auténtica identidad, la que brota de lo más hondo y desconocido de ti mismo, la que ignoras por estar permanente enredado en tus asuntos de la vida cotidiana y desde donde tu ser se puede unir en absoluta intimidad con Dios.

La Vida Interior es el camino que te comunica con el vórtice de salida de este mundo para entrar en el Océano de Dios.

La Vida Interior es la que experimentas cuando cerrando los ojos, y acallando la mente, notas cómo casi tu espíritu y tu cuerpo se disocian y casi podrías volar hacia otros horizontes de la mano de “algo” o “alguien” que te sostiene.

No sabría decir si Vida Interior es lo mismo que el subconsciente o el inconsciente de Freud. Ni lo sé, ni tampoco tiene demasiada importancia, porque no se trata aquí de abordar un estudio psicológico de las profundidades de la mente. Insisto, la Vida Interior es algo que está más allá de las cosas de este mundo.

Pues de esto es de lo que trata este libro. Lo hago de una forma heterodoxa, si se mira desde un enfoque religioso concreto; y lo hago así, para que cualquier persona de buena voluntad y sincero corazón pueda plantearse si no podría ella también meterse en sus propios adentros para tratar de descubrir el tesoro escondido que nos ha sido depositado en lo más íntimo de nuestro ser.

Aprender a ser”. Esta es una expresión que utilizo en algunas ocasiones para referirme a en qué consiste nuestro paso por este mundo, un proceso de aprendizaje nada fácil, en el que comenzando con nuestra vida eminentemente natural y sometida a las leyes de la Naturaleza, el Creador nos da la luz suficiente como para intuir (quien esté dispuesto a intuirlo) que nuestro destino no es la paz de los cementerios, sino la plenitud de nuestro ser. Pero aprender a ser  no es un camino fácil, y las dificultades proceden de toda las direcciones de la rosa de los vientos en el horizonte de la vida.

El libro está dividido en tres partes, que reciben los mismos títulos de las tres partes de la novela de Walter Miller Jr. “Cántico a San Leibowitz”[v], Fiat homo, Fiat lux y Fiat voluntas tua.

1.- “Fiat homo”, en nuestro caso describe la vida del hombre confinado a este mundo, y sus primeros intentos de aproximación a Dios con sus propios medios y fuerzas. 2.- “Fiat lux”, describe cómo desde lo Alto, el ser humano puede empezar a recibir “la luz que procede de Aquello” que habitualmente denominamos Divinidad, y así comprender, darse cuenta de cuál es su auténtica realidad. Y 3.- “Fiat voluntas tua”, que describe la experiencia del alma que ya toma plena conciencia de Dios y cómo experimenta la Unidad total con la Divina Realidad.

Soy consciente de que mi exposición será aceptada de un modo directamente proporcional a la disposición por parte de los lectores a admitir como válidas otras formas de vivir la relación del hombre con Dios, que no sea la suya, la que le han enseñado.

Quiero señalar que he tratado de escribir este libro en un lenguaje coloquial, donde a veces uso expresiones de la vida diaria, incluso muletillas. Por ejemplo, al referirme a la necesidad de un punto de encuentro entre las religiones del mundo, digo “tiene que existir un factor común que unifique lo que aparentemente es un mogollón de religiones”, cuando sería más académico decir “… lo que aparentemente es una gran diversidad de opciones de culto acorde con las culturas y tradiciones”. O algo así. Todo ello es porque he querido liberar el libro de todo lo que pueda sonar a académico y riguroso, porque a veces una frase coloquial tiene mucha más fuerza expresiva que una exquisita expresión académica. A lo mejor no ha sido buena idea, pero lo escrito, escrito está.




[i] Juan Souto Coelho. ¿Está vivo el espíritu de Asís? El Diálogo interreligioso. Folleto Nº 14 de Manos Unidas. Transcripción literal del primer párrafo de la introducción: El título de esta publicación no deja lugar a dudas. No hablaremos de pluralismo filosófico, político, ideológico y ético, sino de pluralismo dentro del Hecho Religioso. Son muchas y muy diversas las expresiones históricas de la religiosidad del ser humano. La simultánea presencia de grandes tradiciones religiosas en un continente y en una nación, no siempre fue fuente de enriquecimiento mutuo, de armonía y felicidad para sus pueblos. Entonces, es obligado preguntar para qué sirve la creencia en la divinidad: ¿para separar o para unir; para matar o para defender la vida; para oprimir o ser fuente de liberación? Nuestro objetivo es indagar cuál es el papel de las religiones en el diálogo de las culturas, en qué medida son desencadenantes de conflictos y violencia, o promotoras de concordia y paz. La religión ha sido en todas las épocas, como lo es en el momento actual, un elemento fundamental de cualquier sociedad y cultura: no hay sociedad sin religión, no hay cultura sin religión; muchas veces, la religión es el elemento nuclear de las sociedades y las culturas. El patrimonio cultural de los pueblos aparece determinado por cosmovisiones religiosas distintas. Sus expresiones, casi siempre mediatizadas por el contexto geográfico, social, cultural y humano, se concretan en los sistemas de valores, la creación artística, las tradiciones populares, las fiestas, el calendario y hasta las formas de organización social. De tal modo que, conocer los contenidos de las religiones es equiparse con las claves fundamentales para la comprensión de las civilizaciones. Situados geográficamente en Europa, sabemos que la matriz de nuestra cultura es judeocristiana. Para comprender e interpretar nuestro patrimonio cultural, filosófico y religioso es necesario conocer las creencias, los símbolos y los valores cristianos, con independencia de que coincidan o no con las opciones de fe.
[ii] El factor común de todas las religiones. Recogidos por Jeffrey Moses en su libro “Oneness, greats principles shared by all religions”.
#1.- Responsabilidad por las propias acciones.
Budismo: Es norma de la naturaleza que lo que siembras es lo que cosechas.
Cristianismo: Lo que siembre un hombre es también lo que cosechará.
Hinduismo: No puedes recoger lo que no has sembrado. Si se planta el árbol, crecerá.
Judaísmo: el hombre generoso se enriquecerá, y el que riega también será regado.
#2.- El perdón
Budismo: El rencor nunca acaba con el odio. Sólo el amor termina con él. Ésta es una ley eterna.
Cristianismo: Si perdonas a los demás los males que te han hecho, tu Padre celestial también te perdonará a ti; pero si no perdonas a los demás, los males que hayas hecho tú, no te los perdonará el Padre.
No has de perdonar hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete…
Hinduismo: Las personas nobles se dedican a fomentar el amor y la felicidad a los demás, incluso a los que les hacen daño.
Islam: Perdona a tu sirviente setenta veces al día.
Judaísmo: lo más hermoso que puede hacer el hombre es perdonar el mal que le han hecho.
#3.- La paz y el amor.
Budismo: cosecha lo que has sembrado. Esa es la ley. En su corazón está el amor, en su final la paz.
Conquista a tu enemigo a la fuerza y aumentarás su furia. Conquístale con amor y no cosecharás pesar. Considero todo un brahmán a aquel que dice la verdad, es instructivo, habla sin crudeza, y así no ofende a nadie.
Cuando la rectitud se practica para ganar la paz, el que camine así conseguirá la victoria y destruirá completamente todas las cadenas.
No hagas daño a nadie ni de palabra ni de obra. Sé constante en las buenas acciones.
Cristianismo: No te enfrentes al hombre que te hace daño. Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la izquierda. Si un hombre quiere demandarte para quedarse tu camisa, dale también tu abrigo. Bienaventurados los conciliadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. La Paz de Dios, que está más allá de toda comprensión, alimentará tu corazón y tu mente.
Amad a vuestros enemigos, bendecid a quienes os maldicen, haced el bien a los que os odian y orad por vuestros perseguidores; sólo así podréis ser hijos del Padre Celestial, que hace que el Sol salga igual para justos e injustos, y manda la lluvia a todos, honestos y deshonestos. Si quieres sólo a quienes te quieren, ¿qué recompensa podrás esperar?
Ama a Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda el alma, con toda la mente. Este es el primer mandamiento. El segundo es este, ama a tu prójimo como a ti mismo. Todo lo relacionado con la Ley y los profetas se encierra en estos dos principios.
Un mandamiento sólo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
Hinduismo: La mente es inquieta y cuesta dominarla, pero puede conseguirse con práctica y ausencia de deseo. Cuando la mente inconsciente se va hacia un objeto, hay que someterla, hacerla volver y colocarla sobre el espíritu. La dicha suprema llegará al sabio cuya mente alcance la paz.
Con amabilidad se conquista la rabia, con la bondad, la malicia. Con la generosidad se vence toda maldad, con la verdad se derrotan las mentiras y los engaños.
Islam: Recompensa el mal, conquistándolo con el bien ¿Tengo que decirte qué actos son mejores que el ayuno, la caridad y la oración? Hacer la paz entre enemigos es uno de esos actos, ya que la enemistad y la malicia destruyen las recompensas celestiales desde la raíz.
Judaísmo: Cuán hermosos son en la montaña los pies de aquel que trae buenas nuevas, que comunica la paz. Pero yo os digo: los actos de amor valen tanto como los mandamientos de la Ley. No aprender, sino hacer es lo más importante. El Amor es el principio y el fin de la Torá.
Ama a tu prójimo como a ti mismo.
#4.- Valores espirituales.
Budismo: Como una hermosa flor pero sin aroma, así son las palabras bonitas pero inútiles de quien no actúa de acuerdo con lo que dice.
El verdadero tesoro es el que reúne un hombre o una mujer gracias a la caridad y a la piedad, a la abstinencia y al control de uno mismo. Este tesoro escondido está a salvo y no desaparece.
Cristianismo: Por consiguiente debéis practicar siempre la bondad, del mismo modo que vuestro Padre celestial es todo bondad. No acumuléis tesoros en la Tierra para vosotros, reunid un tesoro en el Cielo.
No podéis servir a dos señores. ¿En qué se beneficia un hombre si gana todo el mundo pero pierde su alma?
No puede vivir el hombre solo de pan, sino de toda palabra que brota de Dios.
Nadie puede sacar un codo a su estatura a fuerza de discursos. Dedicaos al Reino de Dios y a su justicia, antes que a cualquier otra cosa.
Si quieres alcanzar la Vida eterna, cumple los mandamientos. No matarás, no cometerás adulterio… Pero solo te falta una cosa más, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme. Tendrás entonces tu tesoro en el Cielo.
Hinduismo: Busca la verdad ayudando a los demás, buscando con afan, preguntando y practicando la humildad. No hay nada en este mundo que purifique tanto como el saber espiritual. ¡Di la verdad! Cumple con tu deber. No te apartes de la verdad.
El que actúa con rectitud es sabio. El hombre no solo vive del pan material. No hagas daño a los demás. No hiera ni por pensamiento ni por obra. No pronuncies palabra alguna para ofender a tus semejantes. El que renuncia a la ira llega a Dios.
Islam: ¿Sabéis quien es el que rechaza la fe? Es aquel que desatiende al huérfano y nunca defiende que hay que darle comer al hambriento. Así pues, pobre del que observa las oraciones del salat y hace caso omiso de su salat. Sólo se dedica a presumir y detesta la caridad. Debéis practicar la caridad porque Alá ama a los hombres generosos.
No debéis quitaros el dinero de forma deshonesta. No confundáis la verdad con la falsedad ni la ocultéis a sabiendas. Alá es omnisciente.
El ser humano está totalmente perdido si no cree en la vida recta y no la practica y si no anima a los demás a defender la verdad y ser firmes.
Un hombre le preguntó a Mahoma cómo puede saberse si alguien tiene fe verdadera, y la respuesta fue esta. “Si obtienes placer del bien que haces y te hace sufrir el mal que cometes, eres un verdadero creyente”.
Busca el conocimiento desde que naces hasta la muerte.
Judaísmo: Amarás a Dios sobre todas las cosas, No tomarás el nombre de Dios en vano. Respeta a tus padres, Santifica el Sabath, No matarás, No cometerás adulterio, No robarás, No calumniarás, No serás codicioso.
¿Quién subirá a la montaña del Señor? ¿Quién llegará a su lugar sagrado? Aquel que tenga las manos limpias y el corazón puro, que no se haya dedicado a la falsedad y que no haya jurado en falso.
Di la verdad a tu prójimo; ejecuta el juicio de la verdad y la paz en tu puerta. Bienaventurado aquel que piensa en los pobres, porque Dios se ocupará de él en tiempos difíciles.
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que brota de la boca de Dios.
#5.- La inmortalidad
Budismo: El yo es el Señor de yo. Cuando un hombre domina bien su yo, encuentra a un Señor muy difícil de encontrar, al saber que su cuerpo es como la espuma, al saber que su naturaleza es como un espejismo, el discípulo quedará incólume ante la muerte. Aquel en que haya surgido el ansia de lo inefable, cuya mente haya sido penetrada por el deseo, cuyas ideas no se distraigan con deseos inferiores, aque subirá corriente arriba.
Cristianismo: El que los muertos vuelven a vivir lo demuestra el propio Moisés en la historia del arbusto en llamas, cuando llama al Señor “el Dios de Abraham, Isaac y Jacob”. Dios no es Dios de los muertos, sino de los vivos. Para Él todos estamos vivos.
El que cree en mí no morirá para siempre.
Hinduismo: El entendimiento que atraviesa el alma y se fija tanto en lo conocido como en lo desconocido es (…) sabiduría. Siempre que se produce algo se debe a la unión del cuerpo y del alma. Los ilusos no ven el espíritu cuando sale del cuerpo o se queda en él.
En las profundidades interiores mora otra vida que no es como la de los sentidos, que está más allá de la vista, que no cambia. Y perdura cuando todas las criaturas han fallecido.
El alma individual no otra cosa, en esencia, que el alma universal.
Islam: La riqueza no viene de la abundancia de bienes terrenales, sino de una mente satisfecha. Todo el bien que hagas a los demás se adelanta a tu alma y te estará esperando con Dios que lo ve todo.
Judaísmo: El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar y repara mis fuerzas. Aunque ande por cañadas oscuras, nada temeré porque Tú estás conmigo. Tu bondad y piedad me acompañan todos los días de mi vida. Habitaré en la Casa del Señor por años sin término.
#6.- El Dios Universal
Budismo: Si crees que la ley es ajena a ti, lo que adoptas no es la Ley absoluta sino una enseñanza inferior.
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es el Amor.
Cristianismo: Dios es el Amor, y quien vive en el Amor, vive en Dios, y Dios vive en él. ¿No sabéis que sois templos del Espíritu Santo, y que Él habita en vosotros?.
El Reino de Dios está en tu corazón. Hay un Dios Padre de todos que está por encima de todas las cosas y está en todos vosotros.
Hinduismo: Del mismo modo que un único Sol ilumina todo el mundo, hay un Espíritu que ilumina todos los cuerpos. En aquellos a los que el conocimiento del verdadero yo ha disipado la ignorancia, se revela al Supremo, como si iluminara el Sol.
El es el único Dios, oculto en todos los seres, omnipresente. El Yo que hay en todos los seres, que cuida de todos los mundos, que habita en todo lo que vemos. Es el testigo, el observador. Dios se oculta en todos los corazones.
Islam: El hombre ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Todas las criaturas son familia de Dios, y al que Dios quiere más es aquel que hace más bien a la familia del Señor.
Judaísmo: Escucha ¡oh Israel!. El Señor es nuestro dios, el Señor es único. Amarás al Señor con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda el alma.
Ama a Señor, tu Dios. Sírvele con todo tu corazón y con toda el alma, y dará la lluvia de tu tierra en su estación. Dará hierba a tus campos, a tu ganado. Y comerás y quedarás satisfecho.
Y enseñarás estas palabras a tus hijos. Las dirás cuando estés en casa, cuando camines, cuando estés tumbado, cuando te levantes. Así se multiplicarán tus días.
[iii] Filosofía perenne. La noción de Filosofía perenne (en latín, philosophia perennis) sugiere la existencia de un conjunto universal de verdades y valores comunes a todos los pueblos y culturas. El término fue usado en primer lugar en el siglo XVI por Agostino Steuco en su libro titulado: De perenni philosophia libri X (1540), en el que la filosofía escolástica es vista como el pináculo de la sabiduría cristiana a la cual todas las demás corrientes filosóficas apuntan de una manera u otra. La idea fue posteriormente, y de forma magnífica, asumida por el filósofo y matemático alemán Gottfried Leibniz, quien la usó para designar la filosofía común y eterna que subyace tras todas las religiones y, en particular, tras las corrientes místicas dentro de ellas. Este término fue popularizado de forma más reciente por Aldous Huxley en su libro de 1945: La Filosofía perenne. La expresión "Filosofía perenne" también se ha usado como una traslación del concepto hindú de Sanatana Dharma, la "verdad o norma eterna e inmutable". La existencia de una Filosofía perenne es el principio fundamental del tradicionalismo, formalizado en los escritos de los pensadores del siglo XX René Guénon y Frithjof Schuon.
[iv] Mística (derivado del griego mystikos, "misterio") Filosofía de vida que trata de los fenómenos que no se pueden explicar racionalmente. La mística es un estado religioso elevado de conciencia por el que la realidad se percibe cercana a Dios La mística se da en todas las religiones, si bien cada una tiene sus propias particularidades. En el cristianismo se conoce también como éxtasis o éxtasis místico. Los sufíes son una rama del Islám que como objetivo principal persigue la mística. Se acepta en todas las religiones que la mística es la antesala de la Iluminación.
[v] Cántico a San Leibowitz. De Walter M. Miller Jr. Cántico a San Leibowitz es, por derecho propio, la más lograda de las novelas postapocalipticas, surgidas del miedo a la guerra nuclear que impregnaba la década de los años 50. La orden Albertiana de Leibowitz es una congregación fundada por un técnico tras el "Diluvio de Fuego" (la guerra nuclear) cuyo propósito es reunir y rescatar los textos del saber que desaparecieron pasto de las llamas y de la violencia de una humanidad enfurecida con los gobernantes y científicos que hicieron posible y permitieron tal desastre.
Ref. http://golwen.com.ar/mediawiki/index.php?title=C%C3%A1ntico_a_San_Leibowitz

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