FILOSOFÍA PERENNE de Aldous Huxley (Capítulo 5)
Resumen y comentariosTema 2 La manifestación de Dios
La caridad
El término caridad ha degenerado hacia un componente ciertamente despectivo o de beneficencia (ser caritativo supone hacer obras de caridad con los menesterosos que pordiosean un poco de caridad). Es decir, la palabra “caridad”, tanto en inglés como en español se ha convertido en la acción de aportar limosna. Y se sabe que esta acción caritativa se basa en el derecho imperfecto, que no obliga legalmente a hacer obras de caridad o misericordia. Así caridad se ha terminado asociándola a la acción de atender las necesidades de los pobres de solemnidad. Así que el concepto “amor” tiene que llenar todos los huecos del espectro, desde lo más carnal como es realizar el acto sexual (con afectividad o sin él, da lo mismo, al coito se le llama “hacer el amor”), hasta la entrega total hasta dar la vida por los demás, o la actitud contemplativa de los místicos.
Términos adulterados del amor
1. Por el Amor puede ser Él retenido y habido,
más por el pensamiento nunca.
2. San Gregorio el Grande decía que aquel que
quiera contemplar (conocimiento unitivo) ha de comenzar preguntándose cuánto
ama.
3. Y Rumi, el sufí, afirma que el astrolabio de los misterios de Dios es el Amor.
4. El amor no tiene errores. El error es
siempre falta de amor, en palabras de William Law.
5. El amor es un modo de conocimiento intenso.
La caridad es el amor en grado sumo,
desinteresado. Si no hay caridad, hay amor propio y un conocimiento deformado
del yo.
6. El hombre alimentado por sus pasiones, subordina la leyes de la naturaleza
y del espíritu a sus propios deseos y anhelos.
7. Némesis sigue a Hubris cuando el hombre cae en la trampa de su propia
ambición, como en los casos de Macbeth, Otello o Lear. Son esclavizadores de
las ordenanzas del cielo.
8. En la tierra, el amor de Dios es mejor que el
conocimiento de Dios, mientras que es mejor conocer las cosas inferiores, que
amarlas, en palabras de Santo Tomás de Aquino.
9. En el budismo, el amor tiene tres niveles de
intensidad. El primero es el amor afectivo o empatía, “me caes bien”, “nos
divertimos juntos, pasamos un buen rato, me gusta trabajar contigo”, etc. El
segundo grado es el amor estimativo, o deseo de poseer y querer a aquel porque
me hace feliz, y el tercer grado es el amor desiderativo, o caridad en terminología cristiana, que
es el amor voluntario que es el deseo de hacer feliz al otro.
11. Esto sirve a propósito de una naturaleza humana no regenerada y dividida,
para sacar provecho de Dios y del dinero, de Venus y de Marte, de Priapo o del
Agapé.
La caridad es desinteresada
12. Los maestros de la vida espiritual distinguen perfectamente lo que es
verdaderamente amor, caridad, de aquellos términos que no han hecho sino adulterar el término.
13. Así, para saber si cuando nos mencionamos “amor”, realmente se aplica al supremo concepto de “caridad”, San Pablo, en su carta magna sobre el amor, no deja lugar a dudas. 1Cor 13.
14. La primera marca del amor es el desinterés con el que actúa,
es decir, el amor no es interesado, no busca la compensación, no espera nada a cambio.
El amor no busca ninguna causa. Se ama porque sí. Es el propio fruto y goce. No
hay razones para amar, porque lo fundamental es que no hay razones para no
amar.
15. De todos los movimientos y afectos del alma, el amor es el único mediante el cual
tratar con el Creador y devolver algo parecido a lo que recibió, en boca de San
Bernardo.
16. El amor no puede sufrir decepción,
porque todo, incluso el desamor le ayuda a llevar a cabo su obra.
17. Kung Chia dice que “cuando calumniado, no abrigo enemistad ni preferencia,
nace dentro de mí el poder del amor, y la humildad que nace de lo innato”.
18. Eckhart dice que no podemos amar a Dios
según nos vayan las cosas, de igual modo que no podemos amar a los demás en
función del amor que recibamos de ellos.
19. Prevalezca la buena voluntad sin medida. Si un hombre permanece en este
estado del espíritu, todo el tiempo que está despierto, se reali entonces el dicho
“aún en este mundo se halló la santidad”. (Metta Sutta)[1]
La caridad no es un sentimiento
20. La segunda marca del amor – caridad es que no se trata de un
sentimiento de afecto. No es una emoción proactiva que motiva la beneficencia.
No es una emoción, como lo es en sus formas inferiores afectivas.
21. El amor caridad no es un sentimiento, sino un
acto de la voluntad y se consuma como un eleusis, un advenimiento puramente espiritual.
22. Santa Teresa dice que el amor verdadero no son lloros, ni
suavidad, ni ternura que anhelamos, ni consuelo. Sino servir a Dios en fortaleza,
justicia y humildad.
23. San Juan de la Cruz dice que el amor no es sentir grandes cosas, sino
una gran desnudez y padecer por el amado.
24. William Law afirma que ninguna ternura es el
amor, sino un
principio más amplio del alma, fundado en la razón y la piedad, que nos hace
tiernos, bondadosos y amables.
25. Shankara, en su Viveka-Chadamani dice que entre los instrumentos de
emancipación, es la devoción (amor) el supremo. La contemplación de la verdadera forma del Yo Real, el atman idéntico a Brahm, es la
devoción.
26. El medio del amor supremo es la negación del yo en
pensamiento, sentimiento y acción; abandono del deseo, desprendimiento y santa
indiferencia; alegre aceptación de la aflicción, sin lástima de sí mismo, ni
pensamiento de lejana venganza (ojo por ojo) y una total atención a la
divinidad tanto trascendente como inmanente en todos los que nos rodean.
27. San Juan de la Cruz dice que ninguna cosa que puede
gozar la voluntad es Dios. Para unirse a Él hay que vaciarse, despegar
cualquier afecto, apetito de deseo, gusto de todo lo temporal o espiritual. La
unión con Dios no es el apetito del deseo sino por amor. El deleite, la suavidad y el gusto en que pueda caer la voluntad no
es Dios, no es amor. Es imposible que la voluntad pueda llegar a la suavidad y
deleite de la divina unión, sino es mediante la desnudez y el desapego a todo
deseo y gusto particular, tanto de esta vida como del espíritu.
28. Es importante saber que el amor sensible intensifica el yo, que
es el gran obstáculo en el camino espiritual y en la unión con Dios.
29. Los malditos están en eterno movimiento, sin reposo. Sólo Dios es
reposo, quietud sin movimiento.
30. Nosotros, los mortales estamos en tránsito desde el movimiento al reposo,
pues el reposo es la paz. Debemos ansiar la paz entre nosotros para poder ser capaces de recibir la paz
que es el fruto del espíritu, según lo explica San Pablo.
31. Si deseas tranquilizar tu espíritu, haz lo que haces para purificar el
agua fangosa de un jarro. Primero, deja reposar el agua para que el barro decante
y deje sobrenadante el agua limpia. Esto corresponde al estado del espíritu
antes de ser turbado por mancillantes pasiones. Luego cuelas el agua pura.
Cuando el espíritu se ha tranquilizado y concentrado en perfecta unidad, se
verán todas las cosas no en su separación, sino en su unidad, donde no hay
lugar para que nuestras pasiones entren, de modo que está en plena conformidad
con la misteriosa pureza del Nirvana. Este es un Surangama Sutra[2].
La caridad es humilde
32. La tercera marca de la caridad es la humildad. Es condición
sinequanon para el amor en su suprema expresión.
Humildad es total anonadamiento.
33. Ser peregrinos del amor obliga como primera condición a
humillarnos como polvo y ceniza. (Ansari de Herat[3])
34. Fenelón[4]
dice que nada sino la conciencia de tu propia debilidad puede hacerte indulgente
y compasivo para con los demás. Para conseguir la humildad hacen falta dos
cosas indispensables. La primera es la contemplación del profundo abismo de donde la mano
todopoderosa de Dios nos ha sacado y sobre el cual te mantiene siempre
suspendido, tal que si retirase su mano o tú quisieras escurrirte,
irremediablemente caerías de nuevo al abismo. La segunda es la presencia de ese
Dios que lo penetra todo. Sólo contemplando a Dios puedes aprender el olvido de
ti mismo y decrecer ante tan gran Majestad que lo inunda todo.
35. Ama a Dios y serás humilde, arrojando el amor a ti mismo.
36. Los sentimientos pueden servir como motivos de la caridad, pero la caridad comienza en la voluntad.
– Voluntad de paz y humildad en uno mismo.
– Voluntad de paciencia y bondad hacia los
demás.
– Voluntad de un desinteresado amor de Dios.
37. Pero la voluntad ha de ser fortalecida con el ejercicio y la
perseverancia.
38. Camús[5],
dice que el alma es la vida del cuerpo, y el amor, la vida del alma. Se aprende a amar, amando. Y el poder del mismo amor te convierte en
maestro. Y nunca llegas al final, a la perfección, hasta exhalar el último
suspiro de tu vida.
39. El paso del amor humano a la caridad divina, el paso del amor emotivo
a la caridad perfecta, es el paso de la meditación discursiva a la oración contemplativa. San Bernardo.
40. El amor carnal, humano es el pórtico
indispensable para el amor divino. Es la vía natural en el camino del amor. El
amor entre hombre y mujer es imagen del amor de Dios, pero sólo imagen. Es
sacramento del amor de Dios, un “es como si…” Pero no es el amor de Dios, sólo
una aproximación. La más bella imaginable, pero una aproximación. Hay que
experimentarlo para adentrarse en el camino de la perfección.
41. Pero también hay contemplativos natos que experimentan la vía directa.
En versión oriental este es el yoga del conocimiento.
El erróneo amor a las añadiduras
42. Chuang Tse dibuja un símil muy bello respecto de lo que es el amor y cómo los humanos preferimos un
desagradable sucedáneo. Es la parábola de los peces del río. Cuando el río se
seca, los peces arrejuntados se mantienen mojados unos a otros en su limo, pero
esto no es comparable al olvido en el río. El amor humano es la humedad del
limo. El amor divino, la caridad, es el río. A los que buscan el Reino de Dios, la caridad, el río, el
resto les será dado por añadidura.
43. A los que, como los modernos idólatras del progreso, buscan primero las
añadiduras, la esperanza de que después de la total sociedad del bienestar
económico y social, se añadirá el Reino de Dios, todo les será quitado.
44. Y sin embargo, continuamos confiando en el progreso, en el limo de lo
personal, como la forma más elevada de humedad, prefiriendo la imposible
existencia en el suelo enfangado, que en nuestro océano natal.
45. Por eso, los que descubren el horizonte del amor, se convierten en amantes. Y son tan raros para la generalidad de
personas no renovadas, que casi se convierten en una secta, y como dice Rumi, la secta de los amantes es distinta a todas las demás, pues no tienen
ni religión ni fe propias.
46. Esta declaración permite comprender por qué las religiones
institucionalizadas, que tanto predican el Amor, sin embargo, a las personas que lo viven realmente las miran con
cierto recelo, porque en la vivencia auténtica del amor, se rompen las fronteras que las religiones establecen para diferenciarse
de las demás. Porque vivir el Amor conduce a comprender que “todos-los
seres-humanos” somos Uno en Él (y no exclusivamente los del mismo credo).
47. En resumen, desinterés, paz y humildad son los tres atributos del amor divino. Desinterés porque no
existen codicias de ventajas personales, temor de pérdidas ni temor al castigo.
Paz porque no existe ansia ni aversión, y sí firme voluntad de aceptar al Tao, Logos, Dios (o como se quiera llamar). Y Humildad porque no hay
censura a los demás ni glorificación del yo.
48. Así, la caridad es la base de la moralidad. Así
que cuando se ama se puede hacer lo que se desee, sin límites, sin
restricciones ni coacciones.
49. Después de San Agustín, John Everard, místico del XVII, denostado por los contrarreformadores
trentinos, escribía… “Saltad al hombre que encontró a Dios vivo dentro de sí y
dejadle luego descuidar lo externo si puede. Dejadle luego que mate a su mujer,
si quiere, pues libertad tiene para hacerlo”. Porque donde hay caridad no puede haber coacción”.
50. Por eso, los mandamientos de la Ley de Dios mosaica, reflejan una época
arcana basada en mensajes “no”.
51. Dice Lao Tse que el Cielo arma de piedad a
los que no querría fueran destruidos, porque la caridad tiene una autoridad no coactiva
para obrar su voluntad, no siempre en el mundo, pero sí en número suficiente de
casos sorprendentemente elevado. Es la razón por la que Ghandi dice que el bien
sobreabunda sobre el mal en el mundo, porque de otra forma el hombre se habría
extinguido hace mucho tiempo.
52. Sin embargo, vivimos en un mondo con una organizada falta de amor.
Una organizada falta de amor
53. El mundo está organizado sobre la base de una ordenada falta de amor. Carecemos de amor a la naturaleza; en vez de cooperar con el Tao, el Logos, Dios en los planos inanimados y biológicos, los explotamos
para nuestro provecho (ver 4.56). De ahí se pasa a una falta de amor hacia el
arte. Hemos cambiado el arte por la producción industrial. Falta de amor a los
humanos que funcionan como máquinas de producción.
54. La producción en masa lleva a la financiación en masa. Desaparecen los
pequeños propietarios ante la acumulación de capital y tierra en manos de unos
pocos, y así ejercer un control coactivo sobre la población.
55. Esta organizada falta de amor es escalable desde los grupos
humanos, las organizaciones pequeñas, grandes, ciudades, regiones, y naciones,
hasta la comunidad internacional.
56. Por definición un Estado existe porque existe otros, siendo así que el
Estado soberano es una nación que se ve en el derecho y el deber de obligar a
sus miembros a robar y matar en la mayor escala posible, que es la guerra contra
otros, antes de que un estado vecino lo haga con ellos.
57. “No nos dejes caer en la tentación contra el desinteresado amor de Dios, a la Naturaleza y al
hombre. Presérvanos del culto idolátrico a las cosas temporales, tales como el
Estado la Iglesia, el progreso, el futuro, y el humanístico culto a uno mismo.
58. Luego ha de venir la descentralización y difusión privada de la tierra
y medios de producción.
59. Es la división del poder económico y político, única
garantíade la libertad civil bajo la Ley.
60. El problema es que un país descentralizado económicamente, está a merced
de los grandes estados, esperando el momento de devorarlos, como hicieron las
metrópolis con los antiguos pueblos que fueron colonizados.
Parece como si en este
mundo, el amor divino fuera una utopía inalcanzable, dada la
existencia de un solo Estado dispuesto a entrar en guerra para dominar a los
otros.
[2] Surangama Sutra, o Sutra del acto heroico es unos diálogos de
Buda con unos amigos que pidieron escucharle sobre las cualidades del amor.
[4] François
de Salignac de la Mothe, más comúnmente conocido como François Fénelon (Perigord;
6 de agosto
de 1651
- Cambrai;
7 de enero
de 1715)
fue un teólogo
católico,
poeta
y escritor francés. Fénelon es más recordado por su Aventuras de
Telémaco, un escabroso ataque a la monarquía
francesa,
probablemente publicado en 1699.
[5] Albert
Camus (Mondovi,
7 de
noviembre de 1913
— Le Petit Villeblevin, Francia,
4 de enero
de 1960)
fue un novelista,
ensayista,
dramaturgo
y filósofo
franco-argelino.
Desarrolló en su
muy diversa obra un humanismo fundado en la concienciación de lo absurdo de la
condición humana. En 1957
se le concedió el Premio Nobel de Literatura.
La novela La caída había sido publicada el año anterior, pero el comité Nobel
citó sus escritos en contra de la guillotina.
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