FILOSOFÍA PERENNE de Aldous Huxley (Cap 16)
Resumen y comentarios
Oración
1.
Hay cuatro estilos de oración, la
petición, la intercesión, la adoración y la contemplación. Petición es pedir algo
para uno, intercesión, para otros, adoración es la alabanza y la contemplación
es la quietud, la pasividad atenta.
1. La petición es la que refleja una actitud más egoísta. No requiere del
amor a Dios, ni lo expresa. Requiere un fuerte
sentimiento de centrado en el “yo” y en los propios deseos, seguros de que ahí
fuera alguien escucha y obedece a nuestras peticiones. Es el “hágase mi
voluntad”. Y como proclama Rhonda Byrne[1] en su libro “el secreto”,
basado en la ley de la atracción, si uno se propone un objetivo con suficiente
deseo y voluntad, es muy probable que al final lo consiga. Obtener lo que se
desea por medio de la petición egoísta es una forma de húbris, que invita su
condigna y apropiada némesis. Así, el folklore del indio norteamericano está
lleno de historias acerca de gente que ayuna y ora egoístamente, para obtener
más de lo que un hombre razonable debería tener, y que, al recibir lo que
pidió, ocasiona con ello su propia caída.
2. Los tres deseos de los cuentos de hadas suelen siempre terminar en un
desastre.
3. La única serie de peticiones lícitas son las que se proclaman en las
diferentes cláusulas del Padrenuestro, en concreto “hágase tu voluntad” y
“danos hoy nuestro pan de cada día”. La primera engloba y da sentido a la
Oración, la aspiración sincera de que en todo momento se cumpla la voluntad
divina, y la segunda, es el abandono a la providencia que sabe muy bien, qué necesitamos
materialmente cada día.
4. La intercesión demuestra tu preocupación por el otro, tu amor al punto que te eriges como su
abogado. Es el medio, ante Dios de amar al prójimo y su expresión.
5. La adoración es la vía del conocimiento unitivo de la Divinidad y la
expresión del amor a Dios. Y la contemplación o quieta mirada es junto con la adoración, las
formas superiores de oración. De
hecho, las dos anteriores, petición e intercesión son lo que habitualmente se
denomina “rezar”.
6. Sólo en los puros de corazón y pobres de espíritu, la realidad no está
deformada por la separación de la Unidad que oscurece, y no queda interpuesta
por ninguna placa de creencias.
7. La oración es el acto más perfecto y divino de que sea
capaz un alma racional. Es, de todos los actos y deberes, el más
indispensablemente necesario. Agustine Baker.
8. San Anselmo hace una bella comparación. Dios es el Sol que ilumina
todas las cosas (es la Luz del día “diei”), por el puedes ver, pero a Él, como
al Sol, no le puedes mirar de frente, porque quedarías ciego.
9. El que desee trato con Dios, es decir el que desee orar, debe ante todo
ser humilde, tener pleno sentimiento y convencimiento de sus propias miserias,
y de la vanidad del mundo –dice Law-. Un mundano engreído, podrá rezar sin
parar, recitar letanías, pero será incapaz de orar. La devoción es la aplicación
de un corazón humilde a Dios como única felicidad.
10. [NP] “No he venido a sanar a los justos, sino a los pecadores”, dice
Jesús. ¿Pero
quién es justo? Nadie lo es, sólo Dios es justo. Por tanto la frase es “no he
venido a sanar a los que se creen justos”. Y de eso hay mucho. Creerse justo
hace que no se reconozca la propia naturaleza, que nos creamos superiores a los
demás, henchidos de nosotros mismo. En un alma así, su tierra, que pudo haber
sido buena, se ha llenado a base incluso de buenas acciones (no digamos de
malas), acometidas con vana gloria, en un pedregal lleno de zarzas, donde la
buena semilla no puede crecer. Por eso, la condición sine qua non para orar es
la humillación, es decir, allanar la tierra, limpiarla, humillarla. Ningún
engreído de sí mismo puede orar. Cuanto más haya de ti en ti, menos podrá Dios
habitar en ti. Es la frase, más o menos de Eckhart.
11. La oración comienza siendo una actividad, una práctica religiosa,
similar a los ritos y liturgias. Pero esa actividad, en realidad aunque se
califique de oración es tan sólo una primera aproximación, que se conoce como
“rezar”. Pasar de rezar a orar es pasar de hacer un conjunto de prácticas
religiosas a un status vital.
12. [NP] Cada místico tiene su propio camino de oración, su propio sendero
de vida interior. Agustine Baker, Eckhart, San Ignacio, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, William
Law, en general todos coinciden, sin embargo en que el recorrido va desde las
oraciones verbales y mentales, pasando por la representación de imágenes y
escenas, y la meditación de textos bíblicos. Pero esta es la primera parte del
camino, donde el alma necesita de apoyos físicos, sensoriales para “imaginarse”
un diálogo con Dios. En este recorrido, el alma tiene que tratar permanecer un
tiempo centrada en la imagen, en la frase, en la idea “en torno a” la
divinidad. Pero con ello merodea el objetivo, pero no lo ataca directamente. La
vía directa empieza con la adoración para desembocar en la contemplación, que es la máxima expresión
de vida de oración. El tiempo que el alma emplea en orar, se va prolongando
poco a poco, de modo que aunque dedique un cierto tiempo diariamente al recogimiento
interior y exterior, este estado, desborda los límites estrechos de ese tiempo,
para anegar poco a poco el resto de la vida. Es como un río que se desborda e
inunda los márgenes y riberas a su paso, hasta derramarse por todo el campo. Y
así, el alma termina viviendo en oración permanente, incluso entre los pucheros
de las tareas diarias, incluso en sueños. Es el estado contemplativo de
Presencia y quietud.
13. [NP] El proceso contemplativo es el auténtico proceso de mortificación,
de renuncia al yo. Esto lo describe San Juan de la Cruz como las noches oscuras. La primera noche es
la del sentido, donde se anulan las potencias de la mente. La segunda y mucho
más dolorosa, es la noche oscura del espíritu, donde se anulan las potencias
del alma, donde el yo, o lo que quedara de él, se extingue completamente. Es
como si en vida murieras, como si a un globo le pincharas el látex, y
explotara, fundiéndose el aire de dentro con el que le rodea. Pero para eso, el
continente del globo ha de extinguirse. Y ahí radica el dolor, el la pérdida de
la “aparente identidad”, la que creemos que tenemos, para recuperar nuestro verdadero
“yo”, el que quedó perdido en el Edén.
14. Este proceso conlleva una considerable carga de sufrimiento.
[1] Rhonda
Byrne (12 de marzo de 1951) es una guionista y productora de televisión
australiana, más conocida por El Secreto una película y un libro sobre Nuevo
Pensamiento que vendieron casi dos millones de DVD y cuatro millones
de copias respectivamente en menos de seis meses. The Secret o "El Secreto"
es tema de debate en "e-mails, chats, oficinas...". Ha tenido gran
impacto en la cultura (sobre todo en Estados Unidos). La película fue doblada
al español Hispanoaméricano en el 2007.
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