FILOSOFÍA PERENNE de Aldous Huxley (Cap 23)
Resumen y comentarios
Lo milagroso
1.
El milagro y todo lo que le rodea,
relevaciones, profecías, iluminaciones, es un acontecimiento tan excepcional,
que centrar las creencias en lo milagroso es una aberración de la fe, un
divertimento religioso que no tiene ningún valor imprescindible. Si la vida
espiritual necesitara de los milagros para crecer, estaríamos ante un sistema
religioso ajeno a la realidad de la vida y de las gentes.
2.
Los místicos deploran este apego
como gesto de debilidad.
3.
Levitar, entrar en éxtasis, perder
el sentido es en palabras de Condren, recibir los afectos de Dios de un modo
demasiado carnal. Además, hacen pensar como si fuera necesario experimentar
estos arrebatos para convencerse de que estamos en el buen camino.
4.
Según los sufíes, los milagros son
como velos interpuestos entre Dios y el alma. Igual opinan los hindúes, los
taoístas y los budistas.
5.
Lo milagroso no conduce a la
conversión de los no conversos.
6.
Por otro lado, los materialistas,
que ignoran lo que es la espiritualidad, tratan de convencer a la gente de que
los milagros no existen.
7.
Los expositores de la Filosofía
perenne, sí aceptan los milagros, pero los admiten como acontecimientos
excepcionales y en absoluto fundamentales para el crecimiento de la
espiritualidad.
8.
En el Evangelio se indica
claramente en qué circunstancias y hasta qué punto debería usarse la facultad
de la curación psíquica: "¿Es más fácil decir al enfermo de parálisis: Tus
pecados son perdonados o decirle: Levántate, deshaz tu cama y anda?" El
que pueda "perdonar pecados" puede usar sin peligro el don de
curación. Pero el perdón de los pecados sólo es posible, en plenitud, a
aquellos que "hablan con autoridad", por ser abnegados cauces del
Espíritu divino.
9.
Generan en los creyentes un
sentimiento bipolar de amor y pavor, pues se les admira por su santidad.
10.
Los que no son santos, pero tienen
el poder por delegación de la autoridad, el pecador les ve como cauce de
gracia. El contacto entre el pecador y el Espíritu divino no es directo, sino
por cauce intermedio de un mediador, el sacerdote.
11.
Y luego están los curanderos,
mitad magos, mitad embaucadores, capaces de sofronizar a las gentes con sus
métodos. La casta más curiosa, muy abundante en Latinoamérica es la de los
santeros de santería. Tras cobrar emolumentos nada despreciables, dejan el alma
vacía, barrida y desestructurada, preparada para que todos los demonios
imaginables pueblen sus mentes y sus cuerpos.
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