Bienvenida

Hola, amig@.
Este es un blog dedicado a los caminos del ser humano hacia Dios. Soy cristiano, pero no pretendo dar una visión exclusivamente cristiana de estos temas.
Tampoco, y esto es muy importante, deseo que nadie tome lo que escribo como temas doctrinales. No imparto cátedra, líbreme Dios de algo que sólo está adjudicado a los sabios doctores con autoridad para impartir doctrina.
Lo mío es mi experiencia de vida y pensamiento, y lógicamente, puedo estar equivocado.
Dicho esto, y sin intención de cambiarle los esquemas a nadie, la pregunta que debes hacerte si quieres encontrar algo interesante en este blog es la siguiente:
"Si tengo y siento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
"Si no tengo o no experimento a Dios en mi vida, lo demás carece de importancia"
Si esta declaración va contigo, entonces, bienvenido seas.
Si no te dice nada, échale no obstante un vistazo; mal no creo que te haga, aunque sí puede que te haga rascarte la cabeza y plantearte cuestiones acaso "religiosamente incorrectas". Sobre todo ve a la entrada 19.- sitúate en el umbral
En cualquier caso, que la Paz esté contigo.
El título de blog "Todos los santos de Dios", afirma un convencimiento personal de que "todos los santos de Dios son todas aquellas personas de buena voluntad y sincero corazón, para los que Dios tiene sentido en su vida, aunque sean pecadores, aunque caigan una y otra vez, aunque incluso sean "ovejas perdidas de Dios", pero sienten algo dentro de sí que no saben lo que es, pero buscan el Camino de Regreso a Casa, con independencia de raza, nación y religión que pudieran profesar. Incluso aunque digan no creer. Si aman, y creen en la verdad, con todos sus defectos, forman la gran comunidad de Todos los Santos de Dios. Una Comunidad para los que Jesús de Nazareth vivió, murió y resucitó, aunque ni lo sepan, e incluso, ni lo crean.
Ya empezamos mal, desde el punto de vista doctrinal católico, pero no creo que esto a Dios le importe demasiado.

Si es la primera vez que entras, abre primero de todo la página "¿Quienes somos?, creo que te sorprenderás.
Luego consulta la página "Presentación del blog"
Y para navegar por las entradas de la página principal, vete mejos a la página "Índice", porque así encontrarás las entradas por orden de incorporación al blog.

Si, por otro lado, te interesa el pensamiento sistémico, te invito a que pases también a ver mi nuevo blog "HORIZONTE TEMPORAL", una visión sistémica del mundo para imaginar algo más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos.
Va de temas de aquí abajo, y de cómo plantearnos una forma holística de comprender los problemas que nos abruman en este mundo.

Correspondencia: alfonsoypaloma@gmail.com

domingo, 13 de mayo de 2012

160.- LA PODA DE LA VID: desmundanizar la Iglesia




Láminas del calendario de “Las muy ricas horas del Duque de Berry”
REF: http://valdeperrillos.com/book/export/html/4675

1 «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.
8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. 9 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11 Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.
12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
Juan 15 (1-13)

Es tiempo de podar la viña.
En invierno es momento de podar la viña. Y recordad: ¡Siempre en luna menguante! Porque en esta fase lunar las plantas están más aletargadas en esos momentos y las heridas que se producen en la poda les afectan en menor medida.
Aunque los viejos decían Pasando San Vicente ni menguante ni creciente.
http://labreblog.blogspot.com.es/2008/12/podando-la-via.html
Introducción
Al árbol demasiado crecido es conveniente talarlo para que renueve su fuerza.
Al bosque demasiado crecido la naturaleza se encarga de, periódicamente, provocar un incendio, para que la flora brote de nuevo, una vez purificada, con renovado vigor.
La vida en la Tierra ha sido sometida periódicamente (cada cientos de millones de años), a grandes extinciones por muy diversos motivos; tras las que los supervivientes renacieron de las cenizas de la catástrofe con fuerza inusitada, para volver la Vida a conquistar de nuevo el Planeta, protagonizando un nuevo y decisivo avance en la Evolución, perdiéndose para siempre ramas evolutivas agotadas y en vía muerta.
Las comunidades humanas han sufrido históricamente el rigor de esta disciplina renovadora a través de la caída y extinción de los imperios y civilizaciones; eso sí, siempre a costa de grandes sacrificios, guerras y con un alto precio en vidas humanas.
Con este proceso cíclico de crecimiento, extinción y renovación dramáticos, la vida obedece esencialmente a la Segunda Ley de la Termodinámica que sentencia lo siguiente:
"La cantidad de entropía del Universo, tiende a incrementarse con el tiempo"
Este principio conlleva el concepto de irreversibilidad  y de entropía, donde desde esta perspectiva termodinámica, todos los procesos naturales son irreversibles y tienden al desorden. El fenómeno de la irreversibilidad resulta del hecho de que si un sistema termodinámico de moléculas interactivas es trasladado de un estado termodinámico a otro, no es posible revertir el proceso para volver al estado inicial. La entropía expresa la cantidad de energía que ya no es posible utilizar para generar trabajo. Decir por tanto entropía es equivalente a decir desorden, y el desorden conduce al caos, o incapacidad de predecir el comportamiento de las cosas.
La vida parece como si violara la Segunda Ley, pues puede revertir el proceso, eso sí, contando con un plus de energía (capacidad de generar calor, que se define como "entalpía"), capaz de regenerar el sistema y de conseguir el "estado estable" en el que a la función catabólica (que genera trabajo y gasta energía e incrementa la entropía), se opone la función anabólica (que es capaz de producir entalpía, energía, calor a partir de nutrientes). Esta aparente violación (que en el fondo no es tal, pero lo parece), es lo que nos permite vivir en este mundo físico a los seres vivos.
Dicho esto de modo resumido, el corolario que se desprende es tal que la vida necesita renovarse, en el extremo, para no morir por agotamiento de sus posibilidades de mantener sus estructuras estables. Porque el estado estable (en el que todos nosotros, individuos y comunidades humanas nos encontramos en ausencia de enfermedad física o social) con el tiempo se tiene que rendir a la evidencia de que la entropía siempre termina venciendo a la entalpía (orden).
Cuando una rama evolutiva no es capaz de mantener sus especies en modo estable o en desarrollo, se agota y al final desaparece al ser incapaz de responder a las adversidades de un medio ambiente duramente alterado por las diversas causas que han generado las grandes extinciones sobre la Tierra.
Esta explicación, que he tratado de hacer lo más sencilla posible permite ser aplicada a cualquier proceso evolutivo, y muy concretamente al que se está viviendo en la actualidad en el Planeta y que nos afecta absolutamente a todos los seres humanos.
El mundo está en la actualidad viviendo los últimos años o última/s década/s de un largo ciclo económico, el basado en el modelo capitalista de vivir, de trabajar y en general, de hacer las cosas, basado en el principio del egoísmo (o derecho individual de beneficiarse del propio trabajo, según proclamó Calvino en el Siglo XVI), y que ha derivado en la legitimación de la maximización del propio beneficio, cimiento de la teoría neoclásica, la teoría de la acumulación (o vicio privado de acaparar), a la que en principio debía haberse opuesto la capacidad estatal de regulación (o virtud pública de repartir).
Utilizando el isomorfismo (llamémosle símil, para entendernos) de la estabilidad basada en el equilibrio de fuerzas entre la entropía -vicio privado de acaparar- y la entalpía -virtud pública de repartir-,  el aplastante poder de la entropía económica sobre la entalpía no ha hecho otra cosa que provocar el agotamiento de nuestro sistema económico a nivel planetario. Todos los días escuchamos a los políticos que toman medidas realmente sin ton ni son, porque el sistema está ya fuera de todo control, por lo que la promesa de recuperar la senda del crecimiento económico y el estado del bienestar que estamos perdiendo de modo uniformemente acelerado, es ya sólo un desesperado intento de que las gentes mantengan la calma. Cuando esta inestable calma se termine, emergerá un apocalipsis (el epílogo) de esta época de la Humanidad (entendiendo como apocalipsis, el esperado fin del mundo tal y como lo conocemos), para dar paso a un nuevo escenario, que nadie es capaz de adivinar cómo será. Luego están las profecías mayas y todas esas cosas milenaristas, que no vienen a cuento ahora.
El devenir de la religión
Perdonadme esta acaso algo larga introducción, pero era necesario este preámbulo para explicar el por qué la Cristiandad está también sometida a los rigores de la Segunda Ley de la Termodinámica.
Habréis escuchado un nuevo término que se viene difundiendo en las diferentes esferas de la Iglesia católica, denominado "Nueva evangelización". ¿Por qué? ¿Qué pretende el Vaticano con esta nueva proclama "urbi et orbi"?
Este término acuñado en su día por Juan Pablo II, intenta introducir a la Iglesia católica en un serio proceso de reflexión, cuya única conclusión es el convencimiento de la necesidad que tiene la Iglesia de retornar al espíritu que vitalizaba las primeras comunidades cristianas, el que describe el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Pero ¿qué necesidad tiene la Iglesia de volver a los orígenes? ¿Acaso no es perfecta? ¿Acaso no es verdad que el Papa y los obispos están siempre en la verdad, que nunca se equivocan, que son los pastores de los creyentes?
¿Acaso los problemas que agobian al catolicismo no provienen de un mundo que se quiere colar por las rendijas y que nos está arrebatando a una gran cantidad de creyentes, tentándoles para que se pierdan?
¿Qué necesidad hay de "resetear" el sistema religioso de la Iglesia, de poner la cuenta a cero?
La respuesta a estas preguntas no es cuestión de que las dé yo, estúpido de mí. He aquí las frases extraídas de los discursos y documentos de Juan Pablo II y Benedicto XVI:
"Queridos jóvenes: Deseo exhortarlos a que sean apóstoles de una nueva evangelización para construir la civilización del amor" Juan Pablo II. Buenos Aires 11/04/1987
"La Nueva Evangelización necesita nuevos testigos... personas que hayan experimentado un cambio concreto en sus vidas, por su encuentro con Jesucristo, y que sean capaces de transmitir a otros esa experiencia."
A los obispos de Valladolid y Valencia, España. 23 de Septiembre de 1991.
"He repetido muchas veces en estos años la « llamada » a la nueva evangelización. La reitero ahora, sobre todo para indicar que hace falta reavivar en nosotros el impulso de los orígenes, dejándonos impregnar por el ardor de la predicación apostólica después de Pentecostés". (Juan Pablo II. Carta apostólica Novo milenio ineunte - 2000).
"Esta misión se expresa en la renovada verificación de la propia fidelidad, por esto la Iglesia debe ser "des-mundanizada". Final de la visita de Benedicto XVI a Alemania en 2011 despedida en el Aeropuerto de Larh Friburgo (Lunes, 26-09-2011)
Cuando todo un Papa como Juan Pablo II y otro todo un papa como Benedicto XVI vienen viendo desde lejos la necesidad de una nueva evangelización, sobre todo en los países de antigua evangelización y Benedicto XVI, dice con palabras políticamente correctas que la Iglesia católica está mundanizada, yo al menos empiezo a respirar tranquilo, porque veo los primeros indicios de humildad en una Iglesia caracterizada a lo largo de su historia por una inmutable y extrema intransigencia y auto complacencia de estar en posesión de la verdad en todo momento, hasta en los más oscuros y de lamentable memoria.
Liberados de palabras políticamente correctas, las cosas, dichas por su nombre, se expresan del siguiente modo.
1.- La Iglesia cristiana mantuvo su pureza (no sin dificultades) mientras estuvo perseguida por los judíos primero y por el Imperio romano después.
2.- A partir de su "triunfo" como religión oficial del Imperio, el Vaticano se ligó íntimamente al poder político de los emperadores y de los reyes europeos, íntima relación que la propia institución eclesiástica ha tratado de mantener a lo largo de los siglos, y que le permitió adquirir un predicamento tan importante como para que se llegara a creer que el mensaje de Cristo había triunfado definitivamente, cuando lo que en realidad estaba sucediendo era el cumplimiento de la parábola del trigo y la cizaña, una institución cada vez más contaminada por el estilo de vida del mundo.
3.- Los que, viendo la degradación de la Iglesia trataron de mantenerse fieles al mensaje evangélico, no vieron otra posibilidad que crear confinadores aislados del mundo, construyendo conventos y monasterios, donde convivían monjes o monjas adscritos a órdenes y congregaciones religiosas de vida tanto activa como de clausura. Afuera, más allá de las tapias del convento, vivir la fe era casi una heroicidad imposible de lograr. Pero afuera estaban los curas diocesanos y los obispos con sus feligreses, gente casada, dedicada a su misión: engendrar y traer al mundo nuevos cristianos, manteniendo un nivel de cumplimiento de la fe bajo criterio de mínimos, la misa dominical, frecuentar  mas o menos los sacramentos ("en Pascua florida, en peligro de muerte y si se ha de comulgar", rezaba el catecismo Ripalda sobre la confesión) y no putear demasiado al vecino, aunque se podía guerrear siempre, eso sí,  en el nombre de Dios.
Y así, la Iglesia ha presentado siempre dos caras prácticamente antagónicas, el trigo de las personas consagradas al espíritu de Dios versus la cizaña de aquellos, tanto ordenados como seglares, manejando el cotarro económico y político de la Institución.
Y así la Iglesia ha sido tanto motivo de inspiración espiritual como de escándalo. Tanto ha atraído a las ovejas perdidas de Dios como les ha generado el más absoluto rechazo.
Y llegamos a la actualidad, Siglo XXI, donde la situación de la Iglesia católica, más allá de los bellos discursos papales que trata de decir con buenas palabras lo que en realidad es un estado calamitoso de la institución eclesiástica, es precisamente eso, calamitosa.
Es ya prácticamente imposible pretender mantener en pie columnas de un edificio vitalmente resquebrajado, de templos en ruinas.
Puede que Opus Dei, los movimientos carismáticos, neocatecumenales y demás iniciativas religiosas no estén de acuerdo con este diagnóstico. Tampoco lo estaba el armador del Titanic cuando se le advirtió que el buque se hundiría en dos horas.
Es por ello que si la "nueva evangelización" fuese un intento de recuperar parroquianos para llenar las misas dominicales y de mejorar en algo la sequía de curas, mejorando el númerus de los seminarios, más vale no meterse en esa empresa tan ingenua como ridícula.
El Concilio Vaticano II trató de abrirse al mundo. No lo ha conseguido. El mundo ha devorado literalmente la Iglesia. Las estructuras sufren el mismo deterioro que afecta al agónico capitalismo en la actualidad, quizás porque ambas están fabricadas con el mismo material, el egoísmo (implícito o explícito).
¿Quiere decir esto que la Iglesia está sentenciada a muerte?
Si por Iglesia nos referimos a la Institución y organización que los hombres nos hemos montado para sostener el edificio religioso del catolicismo, me temo que sí. Es más, si San Malaquías tuviera razón, que nadie lo sabe, Benedicto XVI sería el penúltimo Papa antes del último que ha de llamarse Pedro el Romano (alguien que ahora tiene que ocupar una cátedra cardenalicia, y ser presuntamente papable).
Entonces ¿qué ha sido del mensaje de Jesús?
Sencillamente va por otro camino, y creo que siempre ha ido por otro camino, incluso dentro de la Iglesia. Es decir, la Iglesia tiene dos visibilidades, una la mundana que sale en televisión y se cuece en los pasillos del Palacio Vaticano y de los palacios obispales (donde dudo que el Espíritu Santo revolotee a sus anchas), y otra bien distinta en los corazones de los Santos de Dios que son los que están soportando esta tragedia, dando testimonio increíble de la Resurrección a pesar de una situación que empieza a ser insostenible. De ahí surge ese magisterio real que orienta y conduce como luz en las tinieblas.
Pero en muchas ocasiones saber distinguir el trigo de la cizaña se vuelve casi imposible. Así que los que no saben o no pueden diferenciarlos, pues abandonan y se alejan escandalizados, y lo que es aún peor, desarrollan una fuerte alergia a todo lo que huela a incienso, a púrpura, a sotana. De padres católicos, son legión los hijos apartados, que en el colegio de curas/monjas se han visto forzados a oír todas las misas que no oirán de mayores. Y cuanto más recalcitrantemente católicos son los padres, más intensa es la reacción alérgica que provocan en sus hijos cuando alcanzan dos dedos de frente y comienzan a hacerse preguntas a las que nadie les sabe dar respuesta.
La reacción de la Iglesia católica a este desaguisado ha sido siempre la de echarle las culpas a las insidias del maligno, cuando no es capaz de reconocer que el maligno no está fuera de la iglesia, sino dentro, además de afuera.

Es por todo esto, que Juan Pablo II, hombre inteligente y santo donde los haya, se dio cuenta de este desastre que la Iglesia viene arrastrando desde tiempos del emperador Constantino, en los que la Iglesia dejó de ser perseguida para convertirse en perseguidora encarnizada de todo el que no pensaba como ella.

Este escenario tiene, por sorprendente que parezca, una interpretación termodinámica, apuntada en la introducción de esta entrada. La entropía de la iglesia ha llegado ya a un nivel de desorden, de descomposición interna, que creo resulta ya insostenible. Las instituciones, el comportamiento de los líderes religiosos, la estrecha relación con las estructuras mundanas ha colado el capitalismo hasta sus médulas, al extremo que el Papa Benedicto XVI ha tenido que reconocer que la Iglesia está mundanizada.
Como todo proceso termodinámico, biológico a fin de cuentas, es irreversible, la situación actual de la Iglesia resulta ser también irreversible. Es imposible recuperar una feligresía piadosa de misa dominical. Es imposible ya volver a llenar los seminarios. El futuro de este paradigma que ha dominado la Iglesia en estos últimos siglos donde la Institución católica y sus autoridades religiosas se habían acostumbrado a que las gentes fueran detrás de los curas con cirios encendidos es realmente incierto.
Todo esto, los líderes religiosos lo saben de sobra. No son idiotas. Otra cosa es que tengan órdenes de arriba de no manifestarlo así, tan a las claras, y menos en misa de una. Pero lo saben. Son conscientes. Y lo triste es que pretendan no obstante albergar la esperanza de recuperar el predicamento de antaño con medidas publicitarias; como hacen los políticos con continuas medidas financieras, a ver si hay suerte.
Saben (y si no lo saben es que realmente son necios), que no se puede tratar con penicilina a pacientes alérgicos a la penicilina... No se puede tratar de captar a los alejados con el mismo mensaje y actitud que les provocó el visceral rechazo.
Así que la Nueva evangelización tiene que basarse en unos principios que se perdieron en la noche de los tiempos de la memoria colectiva, aunque se ha conservado en la auténtica Iglesia, la de los Santos de Dios, gracias a los que el mensaje de Jesús se ha mantenido a o largo de los siglos.
Leí hace unos treinta y seis años un libro de un sacerdote francés Carlos Bliekast titulado "Ser cristiano, ¡esa gran osadía!", que ya en aquellos lejanos ya años setenta, en pleno intento de despegue del Concilio, advertía del tremendo lastre que sufría la Iglesia con todas estas estructuras esclerosadas que se comportaban como un inmenso árbol lleno de ramas y hojas muertas que no hacían sino ocultar la verdadera esencia del mensaje de Jesús, el tronco siempre vivo de un árbol que necesitaba urgentemente (hace cuarenta años) una drástica poda.
Ahora, cuando en los pueblos de nuestras serranías un sacerdote tiene que asistir a veinte pueblos (lo hemos visto nosotros), y las cuentas y transacciones financieras del Vaticano se ven con sumo recelo, y las gentes desconfían de todo, las declaraciones de los obispos, están encasquillada sólo en temas de defensa de la vida (aborto, eutanasia, homosexualidad y preservativo), donde están muy apretados pidiendo millones de firmas por internet; que no digo que esté mal (yo las firmo, porque no entiendo el tema del aborto libre), pero parece como si no hubiese además otros problemas.
El problema es este, o los cristianos volvemos al Evangelio, o el Evangelio y con Él el Espíritu Santo se volverá hacia los modernos gentiles, las ovejas perdidas de Dios, pero por otras vías distintas de las convencionales.
Estas vías no convencionales no estarán sujetas a la disciplina canónica. Puede que venga de Oriente.
Jesús nos encomendó ser sus testigos en la proclamación y difusión del Evangelio. Pues que haya en la actualidad un exiguo 17% de católicos en el mundo, llamando católicos a los que tienen un certificado de bautismo en alguna parroquia olvidada y sin entrar en si practican, no practican o dejan de practicar después de 2000 años de cristianismo, a mí me deja preocupado. Así que puede que el Espíritu esté soplando por otros derroteros de la Historia, como pasó cuando dejó de soplar en el pueblo judío y lo hizo en el incipiente pueblo cristiano.
Con lágrimas
Esta declaración la expreso con lágrimas en los ojos, porque soy y me manifiesto hijo de la Iglesia, en los mismos términos que lo manifestaba Teresa de Jesús en su lecho de muerte.
Es lo mismo que el dolor que me produce ser español y ver como mi país se va deteriorando inexorablemente y se está convirtiendo en un país en vías de subdesarrollo, a pesar de las alocadas maniobras de los políticos que nos conducen a ninguna parte.
Cuanto más amas a alguien o a algo, más te duele su enfermedad. Cuando la fe ha sido y es el elemento nuclear de mi vida, tanto más me duele que los encargados de sostenerla estén mundanizados, y además nieguen públicamente la Mayor.
Aquí también tengo que decir que en este desastre, como siempre, pagan una inmensidad de justos por un puñado de pecadores que están haciendo muchísimo daño a la Iglesia. Creo que sabréis a lo que me refiero.
Es por eso que escuchar del Santo padre este desafío extremo me devuelve la ilusión de servir como pies, manos, alma, mente y corazón a mi Señor Jesús para proclamar la esencia de su mensaje.

4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.
8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. 9 Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

El fruto de la Vid no es otro que convertirnos en templos de Dios, en Sagrarios vivos de Jesús.
Todo consiste en algo tan simple como descubrir, tomar conciencia de que somos Eso, la misma esencia de la Divinidad, que ha habitado siempre en nosotros, y que se expresa cuando nosotros, nuestro "Pocoyó" le deja expresarse; cuando descubre que no es él el que vive, sino Cristo quien vive en él.
Todo consiste en comprender que el Espíritu de Dios no necesita para manifestarse en el alma humana de un papel que ponga que está bautizada. El bautismo de Jesús no es un rito litúrgico (aunque en la tradición católica así se haya practicado), sino una intuición del alma, que toma conciencia de que Dios no es un tercero a quien pedir cosas ajenas, sino que es más propio que el alma en sí. Luego se podrá expresar en el rito bautismal y en un papel que ponga la partida de bautismo. Pero todo esto es burocracia.
¿De qué le sirve a un neonato ser bautizado, hacer la primera (y última) comunión a los ocho años, inflarse a pasteles y regalos en el convite y luego "si te he visto, no me acuerdo"? Porque ese es el estilo tradicional de los católicos de cumplo y miento.
La procesión o va por dentro, o de nada sirve que vaya por fuera.
Como dice Karl Rahner, "el cristiano del Siglo XXI, o es un místico, alguien que ha experimentado Algo, o ya no será nada"
Parece que estamos empeñados en ya no ser nada.
La Vid debe ser podada
La Vid tiene que ser podada. Las ramas muertas, los sarmientos secos han de ser cortados y echados al fuego. Y los sarmientos y ramas vivos han de ser también de ser podados para que den más fruto.
El alma cristiana debe renacer de las cenizas de un mundo que se desvanece.
19 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.»
20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo.
No sé por qué las autoridades eclesiásticas no se dan por aludidas ante esta sentencia. La respuesta es que tampoco las autoridades judías se dieron por aludidas.
El que se cree estar en posesión absoluta de la verdad no se da por aludido nunca.
Por eso Friedrich Wilhelm Nietzsche tiene una sentencia demoledora: "la creencia en la posesión absoluta de la verdad es más peligrosa para la propia verdad que la propia mentira".
Ahora Jesús puede que nos esté diciendo lo mismo, a lo que las autoridades pueden que estén respondiendo "¿Dos mil años  nos ha costado construir este templo y tú lo vas a destruir en tres días?
Y como siempre, no le entienden, porque Él nos habla de su Templo, que reside en el alma de cada ser humano que basa su vida en Él.

Él puede levantar "de nuevo" su Templo en tres días.


El nos puede levantar a todos en Tres Días, si somos capaces de comprehender (tomar conciencia desde el hondón de nuestro ser) de que sólo Él tiene palabras de Vida Eterna; y que las pondrá en nuestros labios si nuestros labios son capaces de callar; si somos capaces de "no hacer nada" para que "nada quede sin hacer"; si somos capaces "de morir antes de morir, para comprobar que la muerte no existe, que sólo existe la Vida". (Eckhart Tolle)
Así que no tengamos miedo, amigos que leéis este blog, de que el edificio eclesiástico se hunda. Porque es necesario que se hunda, que fracase (aparentemente), para que pueda resucitar a una nueva vida, para iniciar un nuevo ciclo renovada desde sus entrañas, desmundanizada, limpia de corazón, pobre de espíritu, sencilla, mansa y humilde, sufriente, misericordiosa, que clama justicia y que es perseguida.
Digamos como aquellos que ante la persecución decían, "si la Iglesia es obra de los hombres, tranquilos que quedará destruida, pero si es de Dios, ninguna persecución logrará abatirla".
Así ha sido, y así volverá a ser.
Creo que este es el Espíritu de la Nueva Evangelización, que volvamos a ser testigos de lo que vivimos en lo más íntimo de nuestro ser, y que volvamos a dejar que Dios sea Dios, que sólo Él (y no nosotros) es capaz de devolver la paz a los corazones destrozados.
Hagamos por una vez caso del mensaje del Santo Padre (la persona solitaria rodeada del mayor número de aduladores en el mundo), hagamos caso al Espíritu en este próximo pentecostés.
Nos va la vida en ello.

La Paz esté con vosotros.
*



No hay comentarios:

Publicar un comentario